Relatan la historia de 'niñas fantasma'

AutorFrancisco Morales V.

Para Raquel Castro y Alberto Chimal, una dupla literaria con un radar bien afinado para las historias de asombro, un patrón sospechoso en las leyendas populares de susto fungió como semilla para su más reciente novela, El club de las niñas fantasma.

"A mí me había llamado la atención desde hace tiempo este mito que hay en un montón de lugares, donde los fantasmas que se aparecen en edificios públicos, el fantasma que se aparece en una escuela, el que se aparece en un hospital a deshoras y cómo muchos de esos fantasmas que se aparecen son niñas", explica Chimal en entrevista.

"A mí se me había ocurrido que podría dar para alguna cosa humorística. ¿Por qué siempre son niñas? ¿Es una sola niña fantasma que está pluriempleada o es un montón de niñas que están siendo explotadas laboralmente?", bromea.

En su primer libro de ficción escrito a cuatro manos, la pareja narra la historia de Carmen y René, dos niños de quinto año de primaria, con un amor compartido por los cuentos de terror, que deciden investigar el rumor de que, en el viejo edificio donde trabajan sus mamás, se aparece una niña fantasma.

Es así como, ocultos de noche en las oficinas, conocen a Isabel, una niña fantasma que lleva más de 60 años encerrada, como muchas otras en diversos lugares, a causa de una traba burocrática de los encargados en el mundo espectral.

"Si la burocracia de los vivos es terrible, imagínate la burocracia del otro mundo", apunta Castro sobre la trama.

Pensado para niños de 7 años en adelante que ya leen solos, o para niños de 5 años a los que sus papás les leen, la historia no está exenta de sustos y momentos tensos, pero es relatada con gran corazón y calidez, sobre todo a partir de la amistad de Carmen, René y sus amigas fantasmas, como Isabel.

"Parte del chiste es que sí espanta un poquito, pero cuando te vayas a la cama te puedas dormir y que no te deje con pesadillas toda la noche; que fuera un viaje divertido", explica Castro.

A más de un adulto, además, le sacará una carcajada enterarse de la existencia de la Oficina de Control de Accesos Inmateriales (OCAI), o de la Agencia del Mundo Espectral (AME), dos incompetentes órganos burocráticos que son responsables de que las niñas fantasma estén atoradas en el mundo físico.

Estos dos organismos, que se parecen tanto a las oficinas de gobierno de los vivos, tienen instrucciones de facilitar el paso a cada "hombre, mujer o niño" para llegar al Mundo Espectral, por lo que las niñas quedan relegadas.

"Hay...

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