Relata ex reclutada del EI su viaje al mismo 'infierno'

Sophie Kasiki miró la fotografía de un joven de habla inglesa en un uniforme de camuflaje y con un pañuelo negro con palabras en árabe llamando a asesinar a los no creyentes.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y tragó saliva.

"Ese podría haber sido mi hijo. Es difícil para mí decirlo y me hace querer llorar. Nos hubiera matado a ambos antes de dejar que se convirtiera en un asesino, antes de dejarlo en las garras de esos monstruos", expresó con voz firme.

Los monstruos a los que se refiere son los integrantes del autodenominado Estado Islámico (EI). Kasiki sopesa sus palabras, pues sabe que su hijo de cuatro años estuvo en riesgo de caer en la mentira de los yihadistas porque ella lo llevó hasta su califato.

Ella es una de las pocas mujeres que ha ido a la autonombrada capital del califato del EI en Siria, Raqqa, y regresado para contarlo.

Fue, según sus palabras, como un viaje al infierno del que no parecía haber vuelta.

Kasiki, de 34 años, nació en la República Democrática del Congo, en un hogar fervientemente católico y de mujeres fuertes e independientes. A la edad de nueve años, sin embargo, su madre murió, obligándola a ella y a su hermana mayor a mudarse cerca de París.

Mientras laboraba como trabajadora...

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