Regreso. Visitan a la familia en Navidad

Cristina Pérez-Stadelmann

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 18 (EL UNIVERSAL).- José Guerrero, de 47 años, es un hombre serio, adusto, de pocas palabras. Con las mujeres habla estrictamente lo necesario, con los hombres un poco más. Es práctico, eficiente, inquieto. Trabaja el día entero; y cuando tiene un momento libre para él, continúa organizando.

Desayuna y habla por celular; lo mismo si come, o cena. Lo suyo es el trabajo. La planeación constante. Es jardinero, y le da empleo a tres hombres guatemaltecos, en los que se apoya para completar su jornada. Cuenta con un promedio de 28 jardines a los que les da mantenimiento a lo largo del año en Rosemberg, Texas, lugar en el que vive con Flor, su esposa, y Andy, su hijo de 12 años. A Flor la conoció desde pequeña en Zacapala, Puebla. Ella también se dedica a la jardinería. Ambos, aún solteros, cruzaron hacia Texas tres veces como indocumentados, él la primera vez a los 15 años, y ella a los 20.

José dejó su casa en México porque su madre tuvo una parálisis facial ?y tenía que conseguir un buen dinero para curarla?. Fue el primero en migrar como ilegal; después lo seguirían sus hermanos Pedro, Magdalena, Luis y José, actualmente son residentes en Estados Unidos.

Cada uno le envía dinero a su madre. Todos son ciudadanos americanos. Semanalmente los hermanos de la familia Guerrero se reúnen con el propósito de preservar las tradiciones, entre otras, la de convivir como familia, aunque para ello tengan que desplazarse, puesto que unos viven en Baytown, Texas y otros en Houston.

José y Flor se conocieron desde pequeños. Flor completó sus estudios de secundaria y José sólo la primaria.

Al llegar a tierras norteamericanas José fue empleado de Walmart y continuó siéndolo a lo largo de más de una década recibiendo el salario mínimo durante los primeros cuatro años de su trabajo.

?Limpié pisos por 17 años; y lo mismo mi esposa que trabajó primero como mesera, luego haciendo la limpieza en cines; durante muchos años dormimos en un colchón en el suelo, en un cuarto que le rentábamos a un tío (el tío con el que José cruzó la primera vez hacia Texas). Después de mucho trabajar pudimos ahorrar, y dar el enganche para una propiedad. Pasaron 12 años antes de que puliéramos calificar para un crédito; pero lo logramos?, dice José. La casa en la que hoy viven José, Flor y Andy en Rosemberg, Texas tiene cinco recámaras, sala, comedor, estudio y un amplio jardín. ?Fuimos candidatos para obtener un crédito a 30 años...

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