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'Regresa tu rostro y las ganas de vivir'

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Vincent
AutorNatalia Vitela

Con el pincel en una mano, la protesista maxilofacial, Raquel Mayo, elige el color adecuado y da los últimos toques al ojo de doña Irene.

En realidad se trata de una prótesis que también incluye una porción de tejido y que está destinada a rehabilitar el daño que el cáncer de piel dejó a la señora de 80 años.

La Unidad de Prótesis Maxilofacial del Servicio de Oncología de este nosocomio parece un taller de artesanos. Los especialistas dedican de 10 a 20 horas a recrear las partes del rostro que los pacientes pierden por alguna enfermedad o accidente.

Unos colocan bigote por bigote a trozos de "piel" de silicón, otros agregan lunares y arrugas. Su labor va más allá de lo estético: regresan a los pacientes las ganas de vivir.

Celia Minerva Díaz, jefa de la Unidad de Prótesis Maxilo Facial del Servicio de Oncología del hospital señala que es un procedimiento estético, pero, dice, al devolver un rostro, borran el aislamiento.

"A veces ellos ya no quieren salir o ya no los reciben en su trabajo. Les hacen burla. En ellos su autoestima baja y se van aislando, y las prótesis les sirven para que sigan conviviendo con su entorno", comenta.

Al mes, esta área realiza un promedio de 40 prótesis oculares y 5 prótesis faciales, además de unos 20 procedimientos diversos.

"La idea es que quede lo más similar al rostro del paciente. Usamos pigmentos para obtener su tono de piel. La piel tiene venas, manchas, lunares y les damos esa caracterización", detalla Raquel Mayo, protesista maxilofacial del hospital.

La experta comenta que en el sector privado las prótesis pueden costar de 10 a 20 mil pesos. En el servicio público van de 500 a mil 500, según el estudio socioeconómico.

Después de perder casi la mitad de su rostro, la familia de doña Irene ya casi no la visitaba. La mujer cuenta que ver un hueco en su rostro no era lo más duro, sino el aislamiento.

"Casi ya no la vienen a visitar... Ahorita casi ya no viene nadie", contó Federico...

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