Regresa a México la Misa cubana

AutorErika P. Bucio

José María Vitier piensa en la música como un presagio.

"Eso quisiera que fuera mi música, una premonición. El arte ya es un poco lo que debiera ser la vida en Cuba y en todas partes", dice el compositor en entrevista.

Vitier estrenó su Misa cubana el 8 de diciembre de 1996 en una Catedral de La Habana repleta, donde asomaron por primera vez personajes no habituales, como representantes del gobierno.

Apenas dos años después, en enero de 1998, el Papa Juan Pablo II visitaba Cuba por primera vez.

"No creo que (la Misa cubana) produjo un mejoramiento de las relaciones entre la Iglesia y el Estado", desestima Vitier. "Creo que fue resultado de un mejoramiento en camino".

Aún, dice, tiene la "asignatura pendiente" de llevar su Misa cubana a Miami, el corazón del exilio cubano, aunque la obra ya ha sido interpretada en Estados Unidos y ha tenido más de 100 representaciones en escenarios de varios países.

"Tenemos la saludable y agradable sensación de que hemos puesto un grano de arena en la unidad del pueblo cubano donde quiera que se encuentre. Tampoco era nuestra intención de origen, pero es una de las gratas sorpresas que nos ha traído la obra".

Lo ideal, dice, sería hacerlo con un elenco en que también participan músicos de Miami.

"La Virgen de la Caridad del Cobre es como la Virgen de Guadalupe, hay una recepción unánime más allá de los credos. Es parte de la nacionalidad cubana y factor de unión".

Vitier aprecia un mayor intercambio a nivel artístico entre las "dos orillas".

"Todos los vientos soplan a favor de eso, es una relación que va a vencer y ya está venciendo todas las resistencias", asegura.

El compositor escribió la Misa cubana con la colaboración de su esposa, Silvia Hernández Rivero, como un mandato personal de agradecimiento a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.

"En los 16 años de historia de la obra, casi 17, una parte importante de la acogida tan bonita se la debemos a los no creyentes, siempre ha sido bien recibida con independencia de la ideología", asegura el músico.

De hecho, expone, la grabación se hizo con el financiamiento del Episcopado y de un fondo gubernamental para las artes.

La obra está estructurada en 13 partes.

Incluyen cantos litúrgicos en latín: Kyrie eleison, Gloria, Sanctus, Agnus dei, Hosanna y Salve Regina, además de la décima Déjame tomar asiento, del poeta Emilio Ballagas, y Misteriosa transparencia y Plegaria a la Virgen, con letra de Hernández Rivero.

La Misa...

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