Reforma del Estado: Una democracia eficaz

AutorSantiago Creel Miranda

Tanto en el diagnóstico como en las propuestas sobre una reforma política del Estado, las coincidencias son mayores que las diferencias. Hay pleno consenso sobre el agotamiento del sistema presidencial tal y como fue ideado y pensado en el siglo pasado. Igualmente hay consenso sobre la necesidad de revisar la estructura y el funcionamiento de buena parte de nuestras instituciones políticas. También, muchos refieren a la compleja relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, a la dificultad de crear mayorías y a la falta de acuerdos como los principales problemas que enfrenta nuestra democracia.

La reforma política del Estado puede ser tan ambiciosa o tan modesta como la que nos queramos plantear. Debemos, sin embargo, priorizar. Sin restar importancia a otros temas como el de la seguridad pública, el sistema de justicia o los derechos humanos, planteo lo que en mi opinión debería ser una reforma mínima que acierte a recomponer uno de los principales obstáculos para llegar a los acuerdos que requiere nuestro país: la formación de mayorías estables que refuercen la gobernabilidad.

Si revisamos las dificultades que hemos encontrado en el nuevo ejercicio de gobierno, en el ejercicio democrático de gobierno, encontramos que la mayor de ellas es, precisamente, la dificultad para llegar a algunos acuerdos que percibimos como necesarios. Acuerdos de fondo o, como los llaman algunos, acuerdos en lo fundamental.

En ocasiones se ha querido explicar la ausencia de estos acuerdos por la falta de voluntad política. Me gustaría plantear otra hipótesis: faltan acuerdos, es verdad, pero esto no siempre es por la ausencia de voluntad de la clase política. La explicación rebasa la idea voluntarista de que las cosas sucedan.

Buena parte de los obstáculos para llegar a acuerdos, los encontramos en un conjunto de reglas que no fueron diseñadas para la realidad que hoy vivimos. Una realidad marcada por la intensa competencia electoral, por el multipartidismo y por los gobiernos divididos.

Para decirlo con todas sus letras: tenemos un sistema presidencial que privilegia la competencia y la fragmentación políticas por encima del trabajo legislativo y la cooperación entre los poderes.

Debemos, en consecuencia, encontrar solución a estos problemas. Debemos enfilar nuestros esfuerzos para hacer más eficaz a nuestra democracia. Hacerla más gobernable, a través de reformas que ayuden a crear mayorías, sin sacrificar la pluralidad, a fomentar la cooperación y la...

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