La Reforma del Artículo 3o. Constitucional

SECCION DOCTRINAL
[93]

La Reforma del Artículo 3o. Constitucional

CONFERENCIA DEL LIC. MIGUEL LANZ DURET

El presente estudio tendrá por objeto demostrar la necesidad de una reforma constitucional que se impone, y que llevada la práctica contribuirá poderosamente a realizar la paz de la República por medio de la pacificación de las conciencias. Me refiero a la libertad de enseñanza. Se trata en efecto de uno de los derechos más importantes, más anhelados y más defendidos durante siglos y generaciones y al que todavía en nuestro país no solamente no se garantiza, sino que se restringe y desconoce en la ley constitucional.

Y tales restricciones en los actuales tiempos de desorganización, cuando el conflicto de las ideas, las pasiones y las creencias han provocado un desequilibrio intelectual y moral en el mundo entero; cuando la humanidad se encuentra después de los grandes acontecimientos políticos y sociales que han ocurrido y que continúan sucediéndose, en plena incertidumbre, desorientada y vacilante; tales restricciones repito constituyen una herejía científica, una violación de los derechos individuales que ya no es posible violar sin graves consecuencias y un estorbo al progreso y al desenvolvimiento armónico de las sociedades, por lo cual deben ser derogadas cuanto antes, consignando en su lugar en nuestro Código Político, el reconocimiento más amplio, más sincero y más entusiasta de la libertad de enseñanza en la cual cristalizan las demás libertades indispensables al espíritu humano, la libertad de asociación, la libertad religiosa y la libertad de pensamiento.

Vivir de otro modo, limitando los derechos del hombre, ya se les llame naturales, ya sociales como provenientes de la agrupación en que se vive, o ya civiles como dimanados de una concesión graciosa del Estado, cualquiera que sea el concepto que se tenga de esos derechos, limitarlos es provocar un estado constante de lucha, un malestar continuo y angustioso, del que sólo puede resultar la anarquía sangrienta o la anarquía mental disolvente, si se permite el término, ocasionados por la desesperación de los oprimidos.

Porque no en vano conquistó el hombre la autonomía de su personalidad y la emancipación de su espíritu después de tan largos siglos de empeños para vencer la resistencia del poder público, para lograr que éste aceptara una restricción a sus derechos ilimitados y absorbentes en provecho del individuo. Por eso las teorías novísimas llamadas ultrarradicales que piden la absorción de todos los derechos hasta el de pensar y por ende el de enseñar, en beneficio exclusivo del Estado son teorías anticuadas, típicamente reaccionarias, que piden la vuelta a la comunidad política de los pueblos orientales y de España.

Los derechos del hombre protegidos, es decir, las garantías individuales y especialmente las garantías que afectan a las manifestaciones del espíritu, el derecho de enseñar libremente y de aprender voluntariamente, no pueden por hoy, dado el concepto dominante del derecho y los hábitos políticos adquiridos en la mayoría de los pueblos civilizados, no pueden suprimirse ni violarse sin que tales actos se traduzcan en una protesta sorda o elocuente y en un verdadero choque de pasiones, del que nunca pueden resultar el orden y la paz.

Y no es procedente alegar como lo hacen los sectarios Jacobinos, o comunistas que en la libertad de enseñanza debe tomarse en consideración más que el derecho de lo que enseñan, el interés de proteger a la juventud y a la niñez de los males que puedan ocasionarles sacerdotes o maestros practicantes de teorías erróneas, porque ni hay justificación para coartar en las colectividades actuales el derecho del jefe de la familia para educar e instruir a sus hijos, puesto que a ellos se ha dejado la alimentación, el sostenimiento y el cuidado de los mismos y no al Estado, ni sería posible evitar la influencia de los ascendientes en el ánimo de los niños, y a pesar de todas las precauciones que se tomaron, sino que por el contrario todos sabemos que las creencias, los hábitos, la conducta, en una palabra la educación del individuo, se forman y se desenvuelven al calor del recinto paterno y no son otra cosa que el fruto de los buenos o malos ejemplos, de los buenos o malos consejos y de las prácticas que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR