REFLEXIONES / Leer más

AutorMauricio González

Un principio universal de la física es que a toda acción corresponde una reacción. En economía sucede algo similar: para toda opinión existe una contraopinión.

La diversidad de opiniones permite normar criterios, excepto cuando los medios se afanan en polarizarla. Tal es el caso de lo ocurrido en el seudopleito Stiglitz-Carstens-Cordero respecto al manejo de la crisis económica.

Joseph Stiglitz, Nobel de Economía 2001, crítico de la globalización y de la economía de mercado, de visita en México, comentó que la ausencia de "una política fiscal que no estimule la economía mexicana es una fuente de preocupación". La declaración es prudente y esencialmente acertada.

En otro momento Stiglitz se refirió a que el desempeño de México en la recesión "ha sido uno de los peores en el mundo"; aunque las crónicas no aclaran si se refirió al comportamiento de la actividad económica o a la reacción gubernamental frente a la crisis.

El punto no es menor, ya que, en efecto, la contracción del PIB de 2009 será cercana a 7 por ciento y eso ubica al País entre los 12 peores en el mundo, sin embargo, eso no implica que el Gobierno mexicano haya permanecido impávido frente a esta situación.

De cualquier forma, ese "detallito" se diluyó en los medios, siempre prestos a aguijonear a sus audiencias, en lugar de informarlas. Surgieron en consecuencia algunos encabezados condenatorios, al grado de demandar a los Secretarios Carstens y Cordero que se callen la boca, por disentir de lo que probablemente no dijo el Nobel Stiglitz.

Lo expresado por Cordero fue atrevido al recomendarle a un gurú de la economía que "se ponga a leer un poquito más de México", ya que reduce a nivel de alumno a un individuo que la comunidad científica mundial considera un gran maestro.

No obstante, ciertas características hacen a México más propenso a los embates de la crisis y con menor margen de maniobra para aplicar las políticas fiscales expansionistas que conforman el credo de Stiglitz y sus seguidores.

Esta crisis, a diferencia de las cuatro anteriores, tiene su origen en una desaceleración abrupta de la industria estadounidense, especialmente del sector automotriz, que en México conforma el campeón de las...

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