Reflexiones y Balones / Escupir

AutorFélix Fernández Christlieb

El futbol es, como bien sabemos, una metáfora recurrente de la guerra, donde la batalla cuerpo a cuerpo se reaviva, por lo general, sin heridas graves para ningún ser humano que toma parte en el encuentro y con un mínimo daño físico, también, por lo general. En el futbol se "combate", se "arrolla", se "elimina", se "ataca", se "bombardea", se "sorprende", se "atrinchera", se "penetra a bayoneta calada", se "somete al enemigo", se "rinde" y se "mata al adversario". Dentro de todas estas acciones existen mañas, agresiones, insultos y, por supuesto, violencia; por ganar, por debilitar al "enemigo" y por fortalecerse anímica y emocionalmente.

"En la vida de los bárbaros, la valentía se manifiesta de dos maneras diferentes: como violencia y como engaño. En diferente grado, estas dos formas de expresión existen en la guerra moderna y en el deporte. La estrategia y la astucia pertenecen tanto al juego deportivo como a la guerra."

Gerhard Vinnai.

Pero es ahí, en el campo de batalla, que atestigua el encuentro de varones que miden todo tipo de fuerzas con el propósito de ganar, donde una vejación en especial es condenada y aplaudida sólo por otro gañán: es la agresión de escupir en la cara a quien, al fin y al cabo, con todas las diferencias que se quiera, es un compañero de profesión.

Escupir causa menos daño físico que cualquier otra agresión conocida en la guerra y el deporte, pero definitivamente no existe nada más indignante y censurable dentro de una cancha de futbol, que escupir a un rival.

En una ocasión, durante un partido de Selección Nacional realizado en California en 1993, contra Suecia, de pronto el legendario arquero Thomas Ravelli enloqueció (fiel a su apodo) lanzándose a los golpes contra uno de nuestros delanteros estrellas. Nadie comprendía el motivo, salvo el árbitro, quien expulsó a los dos. Al llegar al hotel coincidí con mi colega sueco en el elevador, al cual le pregunté acerca de su ira. La indignación regresó a su cara cuando me dijo: "me escupió..." él no podía creer que un futbolista le escupiera a otro en el rostro.

En lo personal nunca sufrí tal experiencia dentro de una cancha, pero puedo asegurar que, al igual que "El Loco" Ravelli, bajo...

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