La Reestructuración de la Deuda Pública Externa de México (1982-1987): Perspectiva de los Asesores en Nueva York de los Acreedores Bancarios

LA REESTRUCTURACION DE LA DEUDA PUBLICA EXTERNA DE MEXICO (1982-1987): PERSPECTIVA DE LOS ASESORES EN NUEVA YORK DE LOS ACREEDORES BANCARIOS (1)
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(1) Trad. del inglés Victoria Cisneros Stoianowski y Fernando Alejandro Vázquez Pando

ALFRED MUDGE(2)


(2) Socio, Shearman & Sterling, Nueva York. N. Y.; B. A. 1965, Amherst College; J. D. 1969, University of Michigan Law School. El autor y sus colegas de Shearman & Sterling han representado al Grupo Asesor de Bancos de México desde 1982 y han participado en las negociaciones y en la preparación de los tres acuerdos de dinero fresco para México firmados en 1983, 1984 y 1987, los 52 Convenios de Reestructuración y los 35 Nuevos Convenios de Reestructuración de la deuda del sector público mexicano insoluta en agosto de 1982, en numerosas transacciones de intercambio de deuda por inversión y otras de índole bancario, muchos convenios de reestructuración para deudores del sector privado mexicano y en el Convenio de Facilidad FICORCA para refinanciar los pagos derivados de endeudamientos externos por medio del Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios (FICORCA). Si bien el autor aprecia la constante ayuda de sus colegas, desea hacer la salvedad de ser el único responsable de los puntos de vista que se exponen en el presente trabajo. Véase también Mudge, "Sovereign Debt Reestructure: A Perspective of Counsel to Agent Banks, Bank Advisory Groups and Servicing Banks", 23 Columbia Journal of Transnational Law (1984) y Mudge, "Reestructuring Private and Public Sector Debt: County Debt Reestructure?", 20 International Lawyer (1986)

SUMARIO: I. Introducción. II. Generalidades. III. Cronología. IV. Comparación con otros países. V. Una mirada cautelosa hacia el futuro.

  1. INTRODUCCION

    Desde agosto de 1982 México y los 700 bancos comerciales que son sus acreedores, de todos los continentes excepto la Antártida, han celebrado más de noventa convenios para implementar financiamientos de la deuda externa del sector público mexicano, por un valor total que excede los setenta mil millones de dólares. Ha sido un privilegio y un reto actuar como asesor legal del Grupo Asesor de Bancos para México.

    De ponerse uno sobre otro, los convenios celebrados hasta finales de 1987 formarían una pila de más de un metro de altura que prueba, sin la menor duda, un extraordinario esfuerzo colectivo y de colaboración entre México y la comunidad bancaria internacional. Esos convenios representan el trabajo tesonero de mucha gente capaz de la ciudad de México, de los bancos comerciales de todo el mundo, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de los bancos centrales, ministerios de hacienda y dependencias de regulación bancaria de muchos países.

    En este trabajo me referiré a cuatro diferentes aspectos, pero deseo que sea claro que hablo tan sólo a título personal y por lo tanto lo aquí dicho no representa el punto de vista ni del Grupo Asesor de Bancos ni de ningún banco o bancos en particular. Los cuatro aspectos a que me referiré son:

    1. Generalidades sobre la naturaleza y el procedimiento para la reestructuración de deuda,

    2. Cronología de la reestructuración de la deuda pública externa mexicana desde 1982, incluyendo los convenios sobre dinero fresco,

    3. Comparación de la reestructuración de la deuda mexicana con los planteamientos aplicados a otros países, y

    4. El futuro visto con cautela.

  2. GENERALIDADES

    La reestructuración de una deuda es simplemente el acuerdo mutuo entre deudor y acreedor para modificar los términos de una obligación financiera ya existente. Si el acuerdo original consiste en el pago de una cantidad X en la moneda Y en la fecha Z, se da la reestructuración de la deuda cuando el deudor y el acreedor convienen modificar la X, la Y o la Z. Los nuevos acuerdos pueden consistir en la prórroga o modificación de un convenio ya existente, o bien ser uno nuevo o ambos. En ocasiones se agrega un nuevo obligado o un garante. Sin embargo los conceptos fundamentales son siempre los mismos: quién paga, presta o difiere el pago de cuál cantidad, cuándo, a qué precio y bajo qué condiciones.

    Dada la naturaleza del proceso, es claro que por sí misma la reestructuración de la deuda no es la solución a los problemas financieros y económicos subyacentes que la hacen necesaria. La recuperación y el máximo crecimiento económico de un país y el retorno del mismo al financiamiento voluntario en el mercado financiero dependen de factores que exceden los términos de cualquier convenio de reestructuración. El que el país pueda volver a pagar oportunamente o a refinanciar voluntariamente la deuda reestructurada, o si será necesario reestructurar la deuda nuevamente mientras el país crece y ajusta su economía dentro del contexto del cambiante entorno económico, político y financiero depende de factores tanto internos del país (p. ej.: el Pacto de Solidaridad Económica, el reajuste de la economía, la reforma estructural, las oportunidades de inversión extranjera, la inflación, la política monetaria y los tipos de cambio) como de factores externos (p. ej.: las tasas de interés, los precios de exportación y las tasas de crecimiento de otros países). Los problemas y los procesos no son estáticos y siguen evolucionando en ausencia de una solución instantánea que parece imposible.

    La reestructuración de una deuda es una tarea de por sí bastante compleja cuando la deuda de que se trata es una sola deuda pagadera a un solo acreedor por un solo deudor. Como abogados estamos familiarizados con las dificultades de un problema entre deudor y acreedor dentro de un solo sistema jurídico. Pero el proceso se complica enormemente cuando existen deudas de muchos billones en moneda extranjera, pagaderas a muchos acreedores tanto del sector público como del privado de muchos países y a instituciones financieras internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, por una gran cantidad de deudores, también tanto del sector público como del privado de un país. Si es necesario reestructurar una parte importante de todas las deudas de todos los deudores a todos los acreedores, es evidente la importancia y la exigencia de coordinación.

    Para un deudor individual del sector privado, el foro para negociar y llegar a un acuerdo entre el deudor y sus acreedores generalmente es un comité compuesto por los acreedores bancarios del deudor único en cuestión. Sin embargo, en el caso de la deuda bancaria total de todos los deudores del sector público y privado de un país, el foro de negociación y discusión ha sido en los últimos años un grupo de bancos elegidos por el país para actuar como su "grupo de bancos asesores" o "comité conductor de bancos" o "comité bancario de trabajo".

    Como lo hizo notar Jesús Silva Herzog en alguna ocasión, desde el punto de vista del deudor hay una línea divisoria muy tenue entre un "comité asesor" y un "comité adversario".(3) Dada su propia integración, cada grupo asesor de bancos representa a la parte acreedora en las negociaciones. Al mismo tiempo, un grupo de bancos asesores eficiente tiene un papel mucho más complejo que el de simplemente tratar de...

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