Recuperando el equipaje

AutorHugo Hernández

Generalmente el cine aborda a los personajes infantiles como tontos o como adultos chiquitos. Además, en "El placer de los ojos", el célebre libro recopilatorio del célebre cineasta francés Franìois Truffaut, existe un apartado titulado "Reflexión sobre los niños y el cine" en el que afirma que el niño está subrepresentado en el cine en comparación con su importancia en la vida cotidiana. Sin embargo el francés también apunta: "una sonrisa de un niño en la pantalla, y la partida está ganada". Seguramente todo esto fue tomado en cuenta por el holandés Jeroen Krabbé al decidir debutar como realizador con Nunca te Vayas sin Decir te Quiero (Left Luggage, 1998).

La ópera prima de Krabbé se inspira en la novela de Carl Friedman, y sigue los pasos de Chaya (Laura Fraser), una joven judía (no practicante) que consigue un trabajo como niñera en la casa de una familia que a pesar de vivir los revoltosos años setenta, respeta las más estrictas y ortodoxas reglas de convivencia y religión. Y aunque al principio decide renunciar, la simpatía que tiene por Simcha (Adam Monty), uno de los niños que debe cuidar, la hace seguir, al grado de involucrarse realmente en la vida del chamaco. Por otra parte su padre vive obsesionado por recuperar unas maletas en las que se encontraban sus pertenencias al momento de ser deportado a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Ambas experiencias cambian su perspectiva respecto a muchas cosas.

Krabbé, quien tiene una abundante filmografía como actor (aquí también lleva un rol), debuta con el pie derecho. Si bien es cierto...

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