Recuperación económica: ficción o realidad

AutorHilario Barcelata Chávez
Páginas223-225
La Economía Mexicana. Crisis y reforma.
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Hilario Barcelata Chávez
223
¿Será verdad lo que nos dicen nuestros gobernantes respecto al necesario equilibrio
de las finanzas públicas? ¿Será verdad que es más benéfico para la economía que el
gobierno no gaste, aunque ello signifique más pobreza y menos empleo. ¿Será verdad
que vale la pena el sacrificio porque ello sirve finalmente para darle estabilidad a los
precios y crecimiento a la economía? ¿Es realmente estabilidad de precios y
crecimiento lo que tenemos hoy? ¿Ha valido la pena el sacrificio?.
Es importante aclarar que la necesidad de no incurrir en déficits presupuestales por
parte del gobierno mexicano es una exigencia que le ha impuesto el Fondo Monetario
Internacional para seguirlo financiando con créditos y para darle su aval en la
contratación de créditos con otros países. Es también una exigencia que le impuso el
Tesoro de los Estados Unidos como condición para otorgarle el crédito de casi 50,000
millones de dólares que sirvió para hacer frente a la crisis derivada del fatídico “error de
diciembre”. Pero, también es, asómbrese, una necesidad para seguir con el programa
de apoyo a la banca comercial. Esto último significa que el gobierno se cuida de gastar
en exceso para tener los recursos necesarios para poder salvar de la bancarrota a la
banca.
Si funciona o no como instrumento para controlar la inflación o propiciar el crecimiento
económico es algo que ya no es decisorio por el momento. Lo importante es cumplir
con el compromiso con el exterior y crear una imagen de estabilidad para atraer
capitales del exterior.
No importa si el superávit fiscal se logra propiciando más recesión económica, más
desempleo y más pobreza. Y el hecho de que tengamos un gobierno rico (sin esos
preocupantes déficits) y un país pobre, no habla de otra cosa sino del hecho de que los
objetivos del gobierno han dejado de corresponderse con los objetivos de la sociedad.
Y eso puede considerarse un verdadero riesgo nacional en términos de estabilidad
política y en términos de viabilidad del propio Estado. Casi un siglo después del gran
cisma revolucionario, aún no podemos superar el dilema de nuestro desarrollo y, al
mismo tiempo, el fantasma de la revolución vuelve a rondar al país.
RECUPERACIÓN ECONÓMICA: FICCIÓN O REALIDAD 31 de julio de 1996
De pronto las declaraciones oficiales en torno a la recuperación económica sorprenden
a los mexicanos que no encuentran trabajo, a los que acaban de ser despedidos y a
los que están a punto de incorporarse al ejército industrial de reserva (Marx dixit).
Sorprende al consumidor que cada día requiere más dinero para consumir la misma
cantidad de productos. Sorprende a los deudores que no ven para cuándo bajarán las
tasas de interés, y sorprende, desde luego, a comerciantes y empresarios que ven
cómo sus niveles de venta cada día se deterioran más.
La recuperación económica no es una fantasía inventada por el gobierno, pero es muy
relativa, tanto que es difícil distinguir dónde termina su relatividad y dónde empieza la
ciencia-ficción.
Si nos dejamos guiar por algunos indicadores podemos caer fácilmente en juicios que
nos lleven a coincidir con la versión oficial acerca de la crisis. Así, podemos decir que
la inflación se mantiene bajo control, que el tipo de cambio es estable, que las
exportaciones muestran una importante recuperación y que la Balanza Comercial es
superavitaria, que el crecimiento económico empieza a dinamizarse y que la confianza
de los inversionistas internacionales crece día a día.
Si por casualidad alguno de esos eventos le representa un beneficio personal o
familiar, considérese afortunado. Más del 90% de la población en el país no está

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