Recuerdos del poeta jerezano

AutorAdriana Durán

Las gorditas rellenas de carne de puerco en chile verde y la suculenta sopa de habas son algunas de las delicias propias de Jerez, Zacatecas, cuna del poeta Ramón López Velarde, nacido el 15 de junio de 1888. De vida intensa, pero corta, murió el 19 de junio de 1921.

El autor del célebre poema "Suave Patria" gozaba, entre otras cosas, de los placeres de la cocina de su tierra natal, según advierte Guillermo Sheridan en el libro Un Corazón Adicto: La Vida de Ramón López Velarde, editado por el Fondo de Cultura Económica.

"Velarde fue entregado por su padre don Guadalupe López Velarde a sus cuatro tías solteronas Dolores, Elena,Margarita y Josefa López Velarde Morán, mujeres que se la pasaban del corral, la cocina, al piano y al cazo. Con ellas pudo disfrutar de la auténtica cocina jerezana del Siglo 19", dice Sheridan.

Por su parte, Carmen Cabrera de Del Hoyo rescata algunas de las recetas propias de esa época y esa comunidad en el libro La Cocina Jerezana en Tiempos de Ramón López Velarde.

El caldo de habas de vigilia, la sopa francesa, de ravioles a la jerezana y de jocoque eran tradicionales entre familias como la de López Velarde. En el apartado de los pescados, brillaban las preparaciones al empapelado, a la mantequilla y a la jerezana.

También se acostumbraban, dice, guisos con aves, como pollo almendrado, gallina de cazuela, gallina a la nogada, guajolote en caldillo y mole gallego.

En cuanto a las carnes resaltaba la asadura, así como los estofados, la lengua rellena de vino de jerez y el lomo de puerco en vino de oporto. Otras delicias muy apreciadas eran los riñones de carnero mechados, ensaladas, huevos, salsas y repostería, sin faltar los dulces y las bebidas regionales.

Un prodigio de sabores

Sheridan advierte que el linaje de López Velarde fue de agricultores y mineros oriundos de Jerez, Zacatecas, con dos ranchos: El Rosal y el Marecito. En algunos de sus poemas, López Velarde recuerda como, de niño, en los ranchos cortaba higos y dulces guayabas.

De niño bebía agua de cebada. Con sus tías disfrutaba de sopas caldosas con la de habas. Cuando se servía esta sopa, Ramón le decía a su tía Pepa que prefería el postre, ese delicioso frasco de conserva de guayabas y lo tomaba en sus brazos. Desafortunadamente el tío rompía el encanto dando la orden que primero era la sopa de habas.

"Para López Velarde las frutas como la guayaba, el higo y las naranjas, significaban la dulzura y la madurez de la mujer. Decía que, al llegar a la...

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