Recordando a José José, Javier Camarena cerró el Cervantino

Leonardo Domínguez, enviado

GUANAJUATO, Gto., octubre 28 (EL UNIVERSAL).- Javier Camarena prometió una velada de mucha pasión, cariño y un espectáculo digno de la clausura del Festival Internacional Cervantino 2019. Después de dos horas y media de concierto, las sonrisas, la euforia y los inagotables aplausos de los espectadores confirmaron este augurio.

La noche del domingo, el tenor mexicano, acompañado de la Orquesta Filarmónica de Acapulco, consintió el oído del público que acudió a la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato. Una ciudad que él conoce muy bien, donde estudió música, conoció a su esposa y germinó su éxito que lo ha llevado a recorrer el mundo.

"Siempre soñé con estar aquí", confesó Camarena a los más de 8 mil asistentes. Comenzó con "Carmen" de Georges Bizet, una pequeña muestra del vigor de su voz. Pero mientras avanzaba el concierto su canto edificó una especie de puente que trasladó al espectador de la solemnidad de la ópera, al humor, la bohemia y hasta al mariachi.

La primera parte de su repertorio fue de ópera en francés con 2La fille du régiment" y "Je veux vivre de Romeo et Juliette" dedicada a Canadá, al ser éste uno de sus idiomas oficiales del país invitado. El escenario también cobijó a otros invitados como la soprano mexicana Karen Gardeazabal, "una joven talentosísima que está haciendo un papel extraordinario representando a México", la presentó Camarena, que interpretó "Tonami a dir che m´ami".

"El próximo 21 de noviembre cumplo 15 años de carrera, así que los festejo con ustedes, guanajuatenses", dijo Camarena. Además de la calidad artística del tenor, el público quedó fascinado ante su carisma y humor. "Voy a necesitar coro para la siguiente canción", les dijo.

Javier les enseñó el coro de "Funiculi Funiculá". Les pidió que se aprendieran: "Jamme, jamme 'ncoppa, jamme ja", el público lo repitió dos veces y fue suficiente para que al unísono acompañaran al tenor. Cada vez que llegaban al coro, la gente lo cantaba con mayor fuerza como si fuese la consigna de una batalla triunfal. "Qué bonito cantan", remató el comandante del espectáculo.

Quedó atrás la ópera, Camarena abrazó los boleros. La noche se volvió más nostálgica, en especial cuando estos versos de Rafael Hernández hicieron eco: "Tu cuerpo es una copia; de venus de Cibeles; que envidian las mujeres". Antes de entonar "Perfume de gardenias", Javier...

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