'Reconstruimos el diálogo nacional'

AutorManlio Fabio Beltrones

Hace un año, el 13 de abril de 2007, fue publicada en el Diario Oficial la Ley para la Reforma del Estado, otorgándole una vigencia de un año calendario a partir de esta fecha. Las distintas fuerzas políticas llegamos a ese momento, provenientes de un proceso electoral caracterizado por el encono, la polarización y aún la descalificación entre quien había sido declarado ganador de la elección presidencial por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y quien se había autoproclamado como presidente legítimo, desconociendo de facto el resultado y el fallo electorales. Dado que el electorado se había prácticamente dividido en tercios, ninguno de ellos podía reclamar para sí la representación de la totalidad de la nación, con la consecuente dificultad para imponer un proyecto.

Esta situación hacía difícil asumir de una manera constructiva la atención de los principales problemas de México, que se habían estado acumulando ante la incapacidad de un gobierno frívolo y superficial como fue el de la administración Fox y las dificultades para instalarse y convocar a todos los mexicanos a emprender una nueva etapa en el desarrollo nacional que amenazaban al nuevo gobierno. De haber persistido por la ruta del desencuentro, muy probablemente estaríamos hoy contando pérdidas, en vez de estar realizando un balance de lo que hemos logrado avanzar y lo que aún nos falta por hacer.

El camino del diálogo

Ciertamente, como lo dijimos al instalar la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos el día 25 de abril, y no obstante los sombríos presagios en el horizonte nacional, en el cual la incertidumbre y el conflicto parecían irreductibles, desde el Congreso, a diferencia de otros tiempos en que las convocatorias al diálogo provenían del Ejecutivo federal, tuvimos la iniciativa de convocar a la reforma del Estado mediante un método innovador, garantizado por la ley, para dialogar y forjar acuerdos, en un tiempo perentorio de un año, del cual hoy estamos dando cuenta.

Esta etapa de la reforma del Estado ha sido el paso imprescindible para apuntalar una reconciliación nacional basada en la ley, a través de la cual ha sido posible encauzar el conflicto y regular o incluso mediar las diferencias. Es por ello que, si bien hubo críticas hasta por el hecho de que los legisladores nos hubiésemos dado una ley para, aparentemente, realizar nuestro trabajo, que es el de legislar, pronto fue evidente que uno de los logros de la convocatoria fue, precisamente, la de posibilitar que todos, absolutamente todos los actores relevantes de la vida nacional, inclusive aquellos que aún hoy se denuestan y cruzan lanzas, se sentaran a dialogar y asumir acuerdos, con una agenda política pactada y explícita.

A la mesa se sentaron los partidos confrontados, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática; el Partido Revolucionario Institucional, el cual, por mucho, ha ratificado su disposición democrática y proclive al diálogo en beneficio del país; los partidos Convergencia, del Trabajo y Verde Ecologista de México, así como las nuevas formaciones políticas del...

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