Rebanadas / Opción de vinos por copeo

AutorCony Delantal

CLÁSICO Y MEDITERRÁNEO

Mujeres, a partir de la próxima semana podemos ir despidiéndonos de los maridos. Con el Mundial en puerta, más vale flojitas y cooperando. Con el futbol los hombres pierden la cabeza y las ganas de todo lo que no sea ponerse a bramar frente a la televisión.

Si no, ahí pregúntenle a mi marido que está enloquecido buscando -todavía- las estampitas que le faltan de su dichoso álbum. Ya ni quien lo pele.

Previendo este abandono el domingo pasado le pedí que nos diéramos una escapadita al cine y a comer. Aprovechando que estábamos por el rumbo nos metimos a Pabellón Altavista.

Nos encontramos con la novedad de que ahí donde estaba el Friday's hay una nueva sucursal del restaurante Anastasia (el original está en la calle de Versalles).

Con una imponente barra que se ve desde afuera y un piano de tres cuartos de cola también a la vista, este lugar con elegantes pisos de mármol y un diseño clásico nos atrapó. La hostess, súper amable nos ofreció el área lounge con chimenea artificial, sus interiores o una terraza techada muy agradable que fue la mejor opción.

El lugar estaba lleno y eso que no llevan ni dos meses de haber abierto. No me sorprende. En esa plaza urgía una opción como ésta, después de años de Fondue Haus, Buen Bife, Asian Bistro y algún otro más tipo "fast food". Se ve que gente de la zona ya ha empezado a descubrir Anastasia. El ambiente era muy familiar con pura gente linda.

La carta es de cocina mediterránea y su barra se especializa en ricos martinis. Yo pedí uno seco y mi marido su tequilita.

De sus entrantes ordenamos las ostras gratinadas (seis piezas, $130) y el pulpo marinado de Icaria ($110). Los ostiones venían con salsa pomodoro, espinacas a la crema y un gratín de queso parmesano. Con sus gotitas de Tabasco estuvieron fabulosas.

El pulpo venía en trozos, con infusión de páprika en salmuera de hierbas. Lo acompañamos con una selección de su pan recién hecho en casa y nos preparamos con él unas ricas tapitas.

En el interior un hombre, discreto y elegante, tocaba la guitarra y cantaba. Creaba una atmósfera tan agradable.

De primer tiempo se me antojó la crema de albahaca con piñón tostado y parmesano ($75) que estuvo perfecta.

Mi marido optó por el chuletón de res al grill (400g $395), es decir, un rib eye de muy buenas proporciones, jugoso, en su punto y con fuerte sabor a las brasas. De guarnición pidió puré de papa. Quedó feliz, y eso que andaba enfadado porque él quería el lechón al horno pero con...

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