Rebanadas / Las otras víctimas

AutorCony DeLantal

Ya sabemos que en San Pedro todos los restaurantes están cerrados por mandato municipal y en el resto de la Ciudad la mayoría lo está haciendo "por prevención solidaria", en realidad vaticinando que de todas maneras no tendrán clientes.

Documentaba hace unos días como ejemplo el caso de Las Tres Abuelas, que decidió permanecer abierto contra viento y marea, pero la realidad es que, efectivamente, nadie se les está acercando. Lo peor del caso es que además quedan bajo el escrutinio público. A los que deciden seguir dando servicio los llaman "inconscientes" por decir lo menos.

Recuerda que además de la pandemia por el Covid, tenemos que lidiar con la otra pandemia del miedo y la sicosis, que tiene peores síntomas y reacciones más irracionales. A la larga eso puede resultar aún más letal que la del virus.

De entre todos estos restaurantes que se vieron obligados a cerrar "hasta nuevo aviso", es inevitable citar a Panem, porque el de ellos sonó más bien a despedida.

En los grupos de WhatsApp ya hablaban del despido de tooodos sus empleados y se mostraban fotos donde les repartían la comida que sobró como parte de su liquidación.

Más tarde el propio Panem publicó la venta de muebles, parrillas, vitrinas, congeladores... y se desató la locura, la incredulidad, la tristeza... ¿Acaso era la primera víctima declarada de la contingencia?

Vino la solidaridad. El "no se vayan" inundó las redes. ¿Qué voy a hacer sin sus conchas y su café?, se preguntaba la gente, yo incluida.

Me retumbó en el paladar el recuerdo del momento en que me enamoré de su concha de vainilla envuelta en la blanca atmósfera parisina del primer Panem de Plaza Nativa. No fue grato imaginar mi vida sin ella cuando vi que estaban rematando el mobiliario donde inició mi idilio.

Al darse cuenta ellos mismos del revuelo que causaron y que todo mundo los daba por muertos, emitieron un comunicado aclarando que no estaban quebrando y que sí pensaban resurgir, para regresarle la calma al pueblo. ...Y a sus proveedores.

Sin embargo, si sabes leer entre líneas, alguien que se ve obligado a despedir a sus empleados y rematar los muebles, no parece tener muy claro si va a poder regresar.

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