Rebanadas / Como en Tokio

AutorCony Delantal

Les cuento que pasé un espectacular fin de semana, pues el sábado me lancé con mi hija, la mayor, al Women's Weekend, en el hotel St. Regis. Ahí encontramos conferencias, talleres, clases y hasta un mercadito con joyería y ropa de impacto. Todo organizado para consentirnos únicamente a nosotras.

Para continuar apapachándonos, al salir nos fuimos a comer a Rokai, que está a pocas cuadras. Yo ya les había contado de la existencia de este lugar, pero no les he hablado sobre la experiencia como tal.

Como el plan surgió de la nada, llegamos sin reservación, pero por fortuna no tuvimos que esperar mucho. Este lugar está dividido en dos localitos pequeños que están pegados.

En uno de ellos, destaca la barra de alimentos fríos en la que preparan deliciosos sashimis, makis y sushi; en el otro ofrecen platillos calientes. El ramen es la especialidad de este segundo (que incluso se llama Rokai Ramen-Ya). Lo padre de esto es que puedes entrar a cualquiera de los dos y si se te antoja pedir algo de la otra carta, puedes hacerlo sin problema.

Mi hija y yo, por ejemplo, pedimos unas croquetas del día ($100) que están en la carta del Rokai Ramen-Ya, pero también ordenamos un nigiri huachinango ($68) de la otra carta. Esto para empezar, pero como nos moríamos de hambre, decidimos comer algo más sustancioso. Obvio, me refiero al ramen.

Esta versión japonesa de la sopa de fideos chinos, por supuesto que ocupa un lugar privilegiado en la carta del restaurante, ya que tienen 15 variedades de este platillo, un favorito de los japoneses. Hay uno que se sirve con queso parmesano, otro que lleva pescado y carne de cerdo; pero el que se le antojó a mi hija fue el Wonton ramen ($235) y yo ordené el Ramen Rokai sal ($189).

Dada la disfrutable compañía, nos pareció buena idea pedir un Sake de la casa ($120), para sentirnos completamente japonesitas. Éste, no tardó en llegar junto con las entradas.

El sake se sirve de la manera más tradicional: en una pequeña copa que a su vez se encuentra en una cajita de madera. El nuestro, por ser semi seco, combinó a la perfección con nuestras entradas.

Tres pequeñas croquetas rellenas de camarón y queso llegaron a la mesa. Estas piezas, que saben muy rico cuando se combinan con la salsa dulce que acompaña el plato, se sirven con una guarnición de lechuga. La entrada nos pareció deliciosa.

El nigiri que pedí era tal como lo esperaba, fresco y apenas para abrir boca. El sabor del pescado al combinarse con la salsa de soya es...

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