Rebanadas / Semillero de cocinas

AutorCony DeLantal

Esta semana me salí a pueblear al Centro y ahí descubrí un semillero de gastronomía rica y baratona frente a la mera plaza de La Purísima, sobre la calle Padre Mier.

Me topé con varios restaurantitos modestos, pero interesantes, germinando a la sombra de un edificio de usos mixtos que se llama Semillero Purísima, con amplios interiores climatizados (sencillos, pero climatizados) terrazas techadas que te salvan del canijo sol y un enorme y conveniente estacionamiento en el subsuelo, para que no te aflijas buscando lugar y de regreso no te encuentres tu carro convertido en microondas, con un lipstick hecho caldo encima del asiento.

Me agradó salirme de San Pedro a comer sencillo. Y a mi marido más porque gasté poco. Esa zona de La Purísima es como una aventura retro mezclada con baño de pueblo.

Sigue conservando su aire cincuentero, con esa iglesia de los techos parabólicos (qué bello doble sentido, aquí hay parábolas hasta en el techo), un concepto muy vanguardista para la época.

¿Y quién crees que se vino a abonarle escenografía y gastronomía de antaño a esta experiencia vintage de barrio? ¡El Manolín! Otro ícono del ayer que abrió su tercera sucursal aquí en Semillero Purísima, donde también convoca a pensionados a sus mesas como si fueran extras para un desayuno en blanco y negro.

¿Quién no fue al Manolín en su infancia? Yo sí. Visita obligada de los domingos. Primero a las miguitas con los abuelos para luego regresar a casa a ver las caricaturas de Los Supersónicos en una tele de bulbos.

Fast forward al 2022 y sigo frente a las mismas miguitas, pero ahora soy yo la abuela y ya estoy en ese año del futuro en el que supuestamente nació Súper Sónico. Qué irónico.

Esta vez compartí las migas con mis amigas. Cafeteamos como en velorio y platicamos horas de nietos y de recetas (de doctor, por supuesto). A Pelosi ni la pelamos.

Las muy fresas de mis comadres no sabían ni cómo llegar a La Purísima, pero salieron encantadas de esa agradable terraza con vista al pasado, donde sobresale la iglesia "modernista" y las cotorras le dan vida de pueblo a la plaza con su parloteo, mientras compiten con el nuestro en la mesa.

A pesar de que muchos platillos ya están reetiquetados (10 pesitos por aquí, 15 pesitos por allá) sigue siendo un desayuno muy económico que no te va...

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