Rebanadas / A las pruebas...

AutorCony Delantal

Pues me llegó una carta muy durita de Mandela, quejándose de lo que escribí sobre su restaurante, y te reproduzco algunos párrafos para que te des una idea, además de que lo hago a petición del interesado, que exigía que su protesta se publicara "en el mismo espacio" de esta columna (la carta entera la puedes ver en elnorte.com, en la sección Buena Mesa, y también mi reseña de la semana pasada).

La carta dice textualmente: "Tal como se anuncia claramente en el local donde muy pronto abrirá sus puertas el restaurante Mandela al público en general, estamos en etapa de pruebas, tal como funciona en los negocios serios de este ramo. Quienes han sido convocados como testers lo han hecho en calidad de familiares, amigos y algunos enlaces de nuestros conocidos. Ustedes mismos acudieron al local a instancias de un conocido en común...".

Pérenme, pérenme, párale tantito, falso de toda falsedad. Discúlpenme, pero a mí nadie me convocó ni acudí a instancias de ningún conocido. Aclaro que jamás he aceptado ni aceptaré acudir como "tester" o invitada a ningún restaurante. La profesión me exige ser una cliente como cualquiera.

Lo que sí me convoca es el antojo, y una de estas noches que iba pasando por Las Torres con mi marido, vimos que el restaurante ya estaba muy iluminado y nos paramos a cenar como lo haría cualquier comensal desemparentado.

En la carta también dice: "Dar como hecho informativo definitivo lo que hasta ahora son pruebas de menú y posible decoración aún en fase experimental y de estudio, es informar mal a sus lectores".

Pues discúlpenme, pero yo no vi ningún anuncio de la supuesta prueba. Y además, al cruzar la puerta, lo primero que hice fue preguntarle al mesero que se nos acercó, de nombre Ignacio Moreno, si el restaurante ya estaba abierto (créeme que así lo hago siempre para asegurarme de que no me esté colando en ninguna fiesta), y me contestó con una impresionante normalidad que sí estaba abierto. Jamás mencionó ninguna prueba ni me cuestionó de parte de quién venía o quién me patrocinaba. Pasamos, cenamos y pagamos la cuenta como lo haría cualquier cliente normal.

Prueba de que no era prueba, aquí tengo a su disposición el ticket con folio número 164 por $580 y otro con el número 172 por $773 de consumo, porque no fuimos una sola vez, sino dos.

Ah, pero espérate, ahí no para la cosa. Resulta que aparte soy una racista porque dije que el diseño del menú es negro y el sabor también (¿?).

Chécate el alucine...

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