Rebanadas / Postal para el desayuno

AutorCony Delantal

No hay mejor forma de empezar el día que con un buen desayuno y la imponente postal del Zócalo de fondo. El chef Pepe Salinas ha convertido El Balcón del Zócalo (Av. 5 de mayo, Centro Histórico) en un imperdible punto de encuentro para disfrutar esta postal patria.

Y si el lugar atrae por sus panorámicas, enamora con su cocina mexicana. En su espléndida terraza, con el sol iluminando la maravillosa arquitectura del Centro de la Ciudad, disfruté un gran desayuno en compañía de una querida amiga.

Una vez que atravesamos el restaurante admirando esa gran barra que ostenta deliciosa comida y bebida, ordenamos un café ($65), un chocolate de Oaxaca ($75) y dos piezas de su panadería gourmet: un croissant y una tentadora concha de vainilla ($65 c/u).

Aunque el restaurante estaba lleno, pronto llegaron las dos magníficas piezas de pan. Seducía el croissant por su textura crujiente y ese gran toque de mantequilla, mientras que la concha lo hacía con ese delicioso sabor a vainilla y consistencia esponjosa.

Los panes quedaron de maravilla con el café bien cargado y el chocolate, que fue todo un apapacho. En un ambiente alegre enmarcado por música moderna probamos sendos desayunos dignos de aplauso.

Yo elegí los huevos benedictinos ($285) y mi querida los divorciados ($265), preparados al estilo de Martita, la mayora del Balcón del Zócalo.

Con mimosa en mano ($120) descubrí una fascinante combinación de sabores. Aquí los benedictinos se preparan con pan de semillas germinadas rajas, quelites y huauzontles con salsa holandesa de chicatana.

Me gustó mucho esta versión tan mexicana del plato anglosajón, pues obedece a una reinterpretación creativa en la que Pepe Salinas integra a la perfección los sabores. Muy acertada me pareció su versión de salsa holandesa con hormigas, uno de mis ingredientes favoritos.

Mientras yo me daba vuelo, mi amiga pecaba con su soberbio desayuno. Los huevos divorciados se preparan sobre tortilla frita y se acompañan con puntas de filete. Le pareció riquísimo el toque de crema que coronaba el plato.

Hacia el final pedimos otro café con el pretexto de seguir platicando. Además, el servicio y la maravillosa vista invitaban a alargar la sobremesa.

Les sugiero visitar Balcón del Zócalo, que conserva creatividad y técnica, si quieren comer bien y disfrutar platillos que se visten de diferentes ingredientes, temporada tras temporada.

FONDA...

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