Rebanadas / Placenteros reencuentros

AutorCony De Lantal

Husmeando el librito de los cien mejores restaurantes de México escrito por Ramón Beteta, me adentré en sus calificaciones donde tiene como uno de los mejores restaurantes ranqueados a Pujol de Francisco Petrarca 254 y para corroborar que así siguiera de bien aquel lugar, el cual ya tenía tiempo de no visitar, me apresté a volver con ganas de que el tal Beteta estuviera en el error y fue todo lo contrario, tiene razón, excelente restaurante, no se diga la atención, la clientela y el servicio...de primera. Pero vamos por partes, el lugar es propiedad del chef Enrique Olvera quien estudió en el Culinary Institute of America en Nueva York y de regreso a México puso este restaurante, el cual tiene ya cuatro años satisfaciendo paladares.

Como debe de ser hicimos mi marido y yo la rigurosa reservación al 5545-4111 a pesar que era principio de semana, pero tomando en cuenta que el sitio es pequeño y así evitamos contra tiempos. De hecho qué bueno que la hicimos, porque estaban totalmente llenos, no eran ni las dos y media de la tarde y prácticamente ya no había donde sentarse.

Había que encontrar el secreto o la razón por la cual llevan ya un tiempo en los rumbos de Polanco, donde no es fácil competir, pues hay mucha oferta a pesar de tener la ventaja de estar en una zona de negocios.

El lugar no es espectacular en fachada o decoración pero impera el buen gusto y los colores claros mediterráneos que dan tranquilidad y amplitud. Como mencioné el servicio es expedito y los meseros saben su negocio, pues te aclaran cualquier duda de cualquier platillo de la carta sin mayor titubeo, se ve que impera el orden y el conocimiento, empezando por el capitán, que cual centinela vigila cada mesa y está al tanto del mínimo parpadeo de algún comensal.

Enseguida nos ubicamos en nuestra mesa, se nos sirvió un bocadillo que consiste en una tapa de salmón, donde el puro sabor del pescado despertó mi apetito. Al mirar la carta, que es sencilla en apariencia más no en sus platillos, elegimos como entrada uno que consiste en jamón de cerdo ibérico, foie gras, pan de centeno, bulbo de hinojo y sorbete de guayaba de $198.

Sin duda fue una entrada escasa en cantidad pero como dicen por ahí de lo bueno poco. No te sirven orden extra de pan melba porque ya viene la orden con el centeno, la calidad la percibe el paladar, no sólo me refiero al foie gras sino también al jamón, pero repito la orden es muy escueta ya entiendo por qué el mesero nos preguntó si era suficiente...

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