Rebanadas / El pequeño carbón de agave

AutorCony Delantal

Desde que lo vi anunciado se me antojó visitarlo por una foto que traía su publicidad. Les hablo del Petit Carbón, que es un restaurante que abrió sus puertas en la Americana y presenta una manera diferente de hacer las cosas.

Como su nombre lo dice, el fuerte del lugar son los cortes y carnes al carbón; pero la diferencia la hace precisamente este último actor, ya que es carbón de agave, que se hace secando las pencas y comprimiéndolas en pequeños bloques.

Como muchos de sus compañeros, el Petit Carbón tiene un espacio en las banquetas y otro dentro del comedor. Su mobiliario es modesto pero muy funcional y cómodo, tiene un mural pintado con gis que derrocha talento; y al fondo, la parrilla dispuesta a cocinar cualquier pieza, ya sea de cerdo, res, pescado o pollo.

En su menú hay ensaladas; entradas como la tabla de chistorra; cortes al carbón como el T-bone, chuleta de cerdo y hasta salmón con precios que van de los 88, en el caso de la pechuga de pollo, hasta los 175 pesos, en el caso de la arrachera para dos personas.

Todos ellos se pueden acompañar con guarniciones como puré de papa, papas a la francesa o cambray salteadas, y espinacas guisadas. Y por último los Rompepaladares, que son tortas de cualquier corte de la casa, con un twist.

Está, por ejemplo, el Petit Cochon, de 65 pesos, hecho con rebanadas de lomo de cerdo al grill y champiñones guisados.

Para abrir boca pedimos unas ciruelas secas, rellenas de queso de cabra y envueltas en tocino, con un aliño de redu-cción de vino, de 68 pesos. Estaban muy ricas, con un balance perfecto entre dulce y salado.

De platos fuertes, decidimos pedir un rompepaladares Petit Tendre, de 68 pesos, para mi marido, y un Petit Cochon para mí, mientras que para los niños ordenamos una arrachera, de 105 pesos, para compartir.

Cuando le pregunté al mesero la diferencia de cocinar con carbón de mezquite y el de agave me explicó que el segundo le da un sabor dulzón a la carne y, efectivamente, los cortes tenían un sabor más delicado, además de que el aroma era muy peculiar, como a tequila, sin la presencia del alcohol.

El servicio es muy atento y rápido, se puede mantener contacto con el mesero fácilmente. De nuestra comida puedo decirles que estuvo genial, los famosos rompepaladares resultaron una buena opción; supongo que les llaman así porque los sirven con birote salado que es más duro que el bolillo normal.

Ya para finalizar, pedimos una crème brûlée para compartir, a la que cristalizaron el azúcar...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR