Rebanadas / Ommm

AutorCony DeLantal

En mi incesante peregrinar gastronómico me topo cada vez más con conceptos "healthy", naturistas, veganos, orgánicos y ahora hasta holísticos, whatever that means.

Es la comida de los millenials. Minimalista y libre de todo: sugar free, gluten free, dairy free y ya de plano hasta flavor free, porque le van restando tantos sabores dañinos que finalmente el daño se lo hacen al sabor.

Lo viví en el Ommani Holistic Kitchen de la Plaza UMA de Gómez Morín. Las emes del encabezado son de meditación, no tanto de sabor. Éste es otro de esos nuevos restaurantitos de moda con comida espiritual y atmósfera muy fancy, donde el menú se parece más a la prescripción de mi nutrióloga que a lo que a mí se me antojaría cenar por libre albedrío.

Guglié eso de Ommani y me apareció "om mani padme hum", que, según Wikipedia, es el mantra más famoso del budismo. "Cada sílaba nos permite cerrar la puerta a renacimientos en alguno de los seis ámbitos que componen la existencia cíclica", dice el texto. Y yo en las mismas.

Mira, lo que a mí me queda claro que tendría que cerrar es la boca si es que quiero encontrar el balance en mi vida. Y eso es literal, porque confieso que ya me voy de ladito cuando me pongo tacones; me gana la carga, como dicen los traileros. Pero en Ommani por fin encontré esa motivación, porque nada se me antojaba.

¿Qué pasó con aquellas palabras y frases motivacionales que no faltaban en los menús de antes: tuétano, chicharrón en salsa verde, frijoles con veneno, barbacoa de arrachera?

Las millennials las están sustituyendo por términos socialmente responsables como espirulina, acai, kale o carbón activado, que a mí me suenan más a medicina que a desayuno, pero a ellas les encantan porque las tienen bien flaquitas. Las odio.

Qué obsesión. El cambio verdadero viene de adentro, dejen lo de afuera como está. Esa frase la dijo el Dalai Lama por si no sabían.

Ommani es un lugar muy mono, con una decoración más bien sobria y moderna. Fuera del nombre, lo único budista que encontré ahí son esos silloncitos psiquiátricos que están buenos para la meditación pero imposibles para cenar.

Literalmente te obligan a sentarte en posición de Buda si es que quieres alcanzar el plato en la mesa: pierna entrecruzada y pancita pa' delante, con el ombligo de fuera por aquello de la suerte y, ora sí, ya con los chakras bien alineados es como logras conectar con la comida.

De su menú lo único que te puedo recomendar sin ser hipócrita es el postre, un mousse de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR