Rebanadas / ¡Qué mal Pez!

AutorCony Delantal

Andando por Chapalita y sin tener rumbo fijo, buscábamos dónde comer. Íbamos por algo nuevo, pero prácticamente hemos peinado la zona y cambiamos el objetivo a comer algo rico.

Pasamos por Santro Pez y de inmediato dijimos "aquí". Habíamos tenido buena experiencia hace algunos años cuando fuimos al de Providencia. Encontrar estacionamiento es un triunfo. Además ya prohibieron estacionarse en batería sobre Guadalupe, de manera que hay menos espacios. No muy convencidos, le dejamos el auto a un valet.

Pronto entramos al restaurante y el muchacho que nos recibió nos dijo que pasáramos. Decidimos sentarnos en la parte de arriba. Escogimos mesa, nos sentamos y ordenamos las bebidas. A los pocos minutos llegó un mesero a pedirnos que nos moviéramos de lugar porque ese estaba apartado.

Imaginen la cara de asombro de mi marido cuando le dijeron eso. Era absurdo, en todo el restaurante sólo había dos mesas ocupadas y justamente en la que nos sentamos la tenían "apartada". Primero les dijimos que no, toda vez que desde un principio nos permitieron escoger lugar y por la evidente falta de tacto y respeto.

Con un poco de miedo por aquello de las míticas revanchas de los cocineros, decidimos mejor aceptar el cambio. Nos levantamos, nos movimos a otra mesa y justo antes de sentarnos, sube otro mesero y tajantemente nos dice que ahí no podíamos porque también estaba reservada. El colmo. Ahí sí decidimos abandonar el lugar y mandarlos lejos, como ellos nos mandaron.

Qué manera de espantar a los clientes y de manejar las situaciones. Se nota la inexperiencia. Los meseros, chavitos sin ningún tacto, sólo obedecen lo que les dicen los jefes.

A esas alturas ya nos sentíamos como los apestados del lugar, deambulando de un lugar a otro, pero ¿saben cuándo vuelvo a ir al Santro Pez?

Como hermoso remate, al llegar con el acomodador del coche nos dimos cuenta que lo había dejado justo en la esquina frente a la glorieta, en raya amarilla, obstruyendo y con el auto abierto. Por suerte no nos multaron, o chocaron, o robaron.

Una chulada. Qué mal pez el Santro Pez...

A LOS PEPITOS

Con su propio estacionamiento y un servicio completamente opuesto, llegamos a Black Pepito, a unos locales de distancia.

Desde que entramos nos recibió un mesero, exageradamente atento...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR