Rebanadas / Fumar o comer... ése es el dilema

AutorCony De Lantal

Debo admitir que había demorado mi visita al restaurante Quattro, ubicado junto a la Madre de Dios en Avenida Providencia, pero esto obedecía más a que me parecía un lugar asfixiante y a veces con los niños necesitamos algo más amplio.

Así pues, anticipé mi visita motivada por el correo de un lector con el que coincidí en mucho acerca de los restaurantes de la Ciudad. De acuerdo con sus gustos, éste era un sitio en el que ni por error se pararía, así que fui a vivir mi propia experiencia para compartirla.

Efectivamente, como lo había anticipado, este lugar tiene un espacio reducido en el que dan prioridad a los fumadores y puedes ocupar las mesas de la terraza, pero en estos días y con este frío no es lo más recomendable. Así que ante el dilema, nosotros preferimos eso a estar fumando pasivamente.

El menú se basa en platillos italianos y algunos argentinos.

En todo momento el personal fue muy amable, pero con el inconveniente de estar afuera, perdíamos mucho contacto con los meseros, de tal suerte que había que estarlos cazando para pedirles algo.

También como suponía, la carta de bebidas es amplia y pedimos un Sprite con jarabe de granadina para mi marido y un mojito de fresa para mí. No estaban mal, pero mi bebida tenía una ramita de hierbabuena medio pasada y eso alteró el sabor. Mi marido no tuvo problema.

El lugar ofrece algunos especiales del día que anotan en un pizarrón y conforme se terminan, los van borrando. Para empezar pedimos una ensalada argentina hecha con jitomates, lechugas y cebolla. Como plato fuerte mi marido pidió un vacío y yo pedí la Pesca del Día, que para la ocasión ofrecía un dorado con costra de papa.

El vacío, aunque no estaba mal, no tenía nada que ver con el que sirve La Matera u otro restaurante argentino.

Mi pescado estaba magnífico, preparado con un toque de limón y diminutas hojuelas de papa cubriendo la lonja, doradas al horno. Muy bueno en suavidad y cocción.

Todo esto fue acompañado con un pan deliciosamente horneado, mismo que nos vimos obligados a repetir, de tan bueno.

En suma y respondiendo a la inquietud de dicho lector ávido de buenos lugares en la Ciudad, la visita tuvo sus altibajos, como en cualquier otro lugar. Pero creo que los propietarios del Quattro...

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