Rebanadas / Exótica sorpresa

AutorCony Delantal

UN SECRETO MUY BIEN GUARDADO

Después de estar del tingo al tango en las novedades gastronómicas de la Ciudad, me llevé una buena regañada de mi marido. Todo porque recibió una llamada del banco para corroborar que todo estuviera bien con el uso disque excesivo de la tarjeta de crédito adicional de su esposa.

Sí, he andado en restaurantes caros y la verdad es que en ese sentido no me cayó mal el respiro del glamour y la sofisticación que me di en la Del Valle, en un pequeño oasis de cocina japonesa llamado Shizo Lounge Bi.

Modesto en su exterior, el lugar encierra más de una sorpresa. Por cierto que está en la calle de San Francisco 325, pero a la altura del WTC. ¡Ni se les ocurra poner Waze! o algo así porque los va a mandar del otro lado.

Hay algo raro con los sentidos de la calle que confunde a las aplicaciones. Así que mejor pregunten en el lugar si tienen duda. Aquí el tel: 5523-3282.

Un estanque de carpas, plantas y una decoración sencilla nos sumergieron en un ambiente zen. Además, la misma chef, Eri Kato, salió a darnos la bienvenida y una que otra muy valiosa sugerencia que fue muy bien recibida porque el menú es extenso. De hecho probamos platillos que -nos dijeron- no encontraríamos en otro lugar.

Ordenamos algo que le llaman crunch ($70), que consiste en una crujiente y deliciosa galleta de arroz tostado servida con marlin. Absolutamente deliciosa. El marlin desmenuzado, marinado con cebollín, pepino y láminas de aguacate.

Otro acierto fueron las gyozas de camarón (6 piezas, $85). Desde la presentación me derritieron. Y ¡ay Dios! una simple mordidita a su crujiente masa bastó para conquistar mi paladar. El relleno tenía un sabor maravilloso.

Además ya se imaginarán que teníamos salsitas, soya y todo para equilibrar o realzar sabores. La verdad es que la chef ha pensado en todo. Aquí la única pregunta que tenia era ¿por qué no la había descubierto antes?

Los segundos tiempos corrieron con igual o mejor suerte. Mi maestra de yoga se me adelantó con los mejillones al sake ($190) con toque de jengibre y ajo. Yo moría por pedirlos, pero así tal cual me dijo "ya aparté yo los mejillones ¿eh?". ¡Bah! como si yo no hubiera podido pedirlos también.

Pero más allá de discutirle me tragué el corajito y puse en práctica la respiración "aplaca fieras" que ella nos enseñó en su clase, precisamente para esos momentos de furia.

Casi deseé que su platillo estuviera malo, pero esta chef, al parecer, no sabe fallar. De entrada eran seis o siete...

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