Rebanadas / Más estrenos de Arboleda

AutorCony DeLantal

Aquí estoy desayunando, cenando y soñando otra vez en esta súper plaza fashionista y surrealista que se llama Arboleda. Ojo, niños, en el México real no se ven estos desplantes ni estos precios en un taco, nomás aquí en las plazas de Sanpiterlandia, que es una especie de Disneylandia pero más fantasioso.

Los más recientes estrenos de Arboleda son La Crêpe Parisienne y Santo Mar, de los que a continuación te hablaré con la mayor naturalidad posible, aunque ya dijimos que a muchos les puede sonar a cuento de hadas.

Santo Mar es parte de una cadena originaria de Guadalajara que -ellos mismos lo admiten- llega a Monterrey con precios un 35 por ciento más arriba que los de allá. Ni te alarmes, es práctica común. Y, si te sirve de consuelo, aun así no son de los más caros en esta plaza.

Santo Mar está arriba de The Capital Grille. Pero ya no estoy hablando de precios, sino de su ubicación en la plaza. Nombre, eso sí sería un abuso mayúsculo. ¡Santo Mar, Batman!, diría Robin al ver la cuenta.

Afortunadamente no está más arriba que el de abajo (¿qué dijo?), ni taaan exagerado como para exclamar frases de cómic a la hora de pagar. ¿O será que ya no nos asusta nada? Más adelante platicamos de precios y tú me dirás.

Ahí en el segundo piso montaron un comedor amplio y de aspecto americanizado, casual pero elegante y muy iluminado, tipo las franquicias premium de los gringos, aclarando que Santo Mar es en realidad bastante mexicano.

La terraza es enorme también, pero muy pelona y deschistada. Ni una plantita, ni un adornito, ni tantitas ganas... "Deprimente" me parece un término más adecuado.

Pero ellos se la zafan con el cuento de que todavía no la terminan. ¿Y para qué abren a medias?, pregunto yo. No sé si conocen aquél dicho que dice que no existe una segunda oportunidad para una primera impresión.

Con la cocina sí se lucen. Y más destacan porque ofrecen esos mariscos que aquí no ves tan seguido en los menús: Stone crab, king crab, buey de mar, cigala, carabinero, bogavante y otras alimañas que por fuera están tan horripilantes que hasta sueñas feo, pero resulta que por dentro son una exquisitez.

Va de ejemplo ese plato tupido de langostinos que nos trajeron a la mesa enteros y aterrorizantes, doraditos a las brasas con todo y pelos, antenas, patas, bigotes y tenazas, como cucarachas chamuscadas.

¡Pero qué manjar! No cabe duda de que la belleza está por dentro. Una vez que logras llegar a la carne, armada de tenedor, cuchillo, babero, paciencia y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR