Rebanadas / Crepa y chorcha

AutorCony DeLantal

Ya te había informado de la apertura de la nueva -y muy mona- sucursal de Crêpe de Paris en la Plaza Las Palmas de Gómez Morín (a un lado de Il Capriccio), pero no habíamos ahondado en lo atractivo que está ese escenario afrancesado para "le chismé matutiné con las comadrés", que ya traducido al sampetrino quiere decir brunch.

Abren desde las 8:30 de la mañana, pero todas sabemos que las mujeres no vamos a llegar a inaugurar la jornada porque tenemos infinidad de obligaciones a temprana hora, como carrerear güercos a puro tronar de dedos, despachar al marido con una sonrisa fingida, regresar a dormir otro ratito, y ora sí quedar a merced de la calle por ahí de las 10:00, que es una hora muy razonable para practicar la viboreada con las comadres.

Desde la mañana tienes disponible todo su menú crepero, además de unas cuantas más con huevito, para que verdaderamente te sepa a desayuno la desmañanada.

La de claras con panela, pechuga de pavo, espinacas, tomate y salsa mexicana está súper deli y bien light (ajá). Cuesta 73 pesos y fácil se puede compartir entre dos para dejar huequito (sobre todo en la conciencia) a la de pera con chocolate ($75) o a la de plátano con cajeta ($71), que también les quedan riquísimas.

Aquí la cocina es sabrosa como su ambientación y tardada como ir a desayunar a París, tiempo que aprovechas para revisar la vida de los demás en Facebook y convivir con todas tus amigas, excepto con las que están en tu mesa.

Y es que eso es exactamente lo que logran las redes sociales, mantenerte cerca de los que están lejos y alejarte de los que tienes cerca.

Se nota más en las mesas familiares, donde faltan temas de conversación y sobran aparatos. Checa a tu alrededor en los restaurantes (para eso tienes que dejar tu propio teléfono un ratito), te vas a asustar de la cantidad de familias que están "conviviendo" en modalidad zombi, todos refugiados en una pantallita, niños y papás parejo, sin siquiera voltearse a ver unos a otros.

Por ley debería haber áreas de no chatear, así como las hay de no fumar, porque esto también es un problema de salud. Aparte de que nos estamos enfermando de autismo, yo creo que ya hay tanta radiación celular en las mesas, que si llega la carne término medio ahí se acaba de cocer.

Y te das cuenta de que estamos llegando a niveles de alarma cuando tu hija te manda mensajes adentro de la casa para preguntar qué hay de cenar. No friegues, vamos derechito a la despersonalización total...

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