Rebanadas / Corta la gripa y algo más...

AutorCony De Lantal

En mi casa tenemos toda la vida tomando el Aderogyl 15 para cuando se avecina la temporada de gripas. Y así oyes a muchísima gente que lo emplea de remedio preventivo año con año. Por lo mismo, me llama mucho la atención que esta popular vitamina nunca haya cambiado la ampolleta retrógrada en la que viene envasada.

¡Ah, qué batallar! No puede ser que a estas alturas sigan con su ampolletita de vidrio blindado hiper recontra canijísimo de abrir.

Antes, de perdida te le incluían una sierrita con la que más o menos te las arreglabas para trozarle la punta y sacarle el juguito, pero ahora ni eso. Aviéntatela a mano pelona... N'ombre, está de su "mother" para quebrarle el pico. Deja tú la gripa, la rajada de dedo sale peor. Y por eso te lo estoy comentando, porque mi muchacha ya se hizo tremenda cortada tratando de abrirla.

No puede ser que en 30 años de tecnología la industria farmacéutica mexicana no avance ni un ápice en ese aspecto. En la era de los envases de plástico, los botes abrefácil o las cápsulas mágicas, éstos siguen con sus ampolletas de la era de la cachetada.

Un rinconcito romanticón...

Cosa rara, pero el viernes por la noche mi marido andaba inspirado y me propuso irnos a cenar a algún lugarcito de corte romanticón. Sepa Dios qué le picó a éste, pero yo no desaproveché la oportunidad y se me ocurrió escoger El Siciliano del Barrio Antiguo, en la calle Morelos, que ya teníamos un tiempecito de no visitar.

Como todo buen italiano, este pequeño restaurante tiene esa atmósfera de romanticismo que les conocemos a los del giro, y en este caso se adereza además con los espacios íntimos que brindan todas esas viejas casonas del Barrio Antiguo.

Ya estando ahí nos topamos con que acaban de estrenar una terracita en el techo de su local, que si bien no tiene una vista muy atractiva que digamos (por los feos techos de sus vecinos), al menos el hecho de sentir esa brisa nocturna y el cielo estrellado sobre tu cabeza ya son suficiente inspiración.

Por la novedad, nosotros escogimos mesa en esta terraza, que se ve un tanto improvisada, sin embargo, creo que eso es lo que le añade más magia al asunto. De plano me sentía como en el patio de la abuela, con todo y el arbolón de aguacate que nunca faltaba en aquellas casas de antaño. Por cierto, que ¡qué aguacaterío! Los estás oyendo caer. Obviamente, el piso está tapizado de guacamole y supongo que por más que barran no le ganan nunca al aguacate.

Yo subí la escalera de caracol bien pescada de mi...

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