Rebanadas / Cena de altura en el Industrial...

AutorCony De Lantal

Con el atractivo de un menú basado en la cocina del multimentado chef español Ferrán Adriá y realizado por una de las pioneras en Monterrey de la alta gastronomía, Estela González, la cena que ofreció la asociación Andares en el Club Industrial estuvo de lo mejor.

Con ese platillo principal, la mesa estaba servida para que el evento fuera todo un éxito y así fue, la respuesta de la gente sobrepasó las propias expectativas de los organizadores. Llenito a reventar.

La cena estuvo súper guau, top de top. De veras que Estela se lució con las recetas del chef Adriá, al que muchos catalogan como el mejor del mundo. Y es que ella se quedó prendada de estos sabores desde que tuvo oportunidad de visitar su restaurante El Bulli en Girona, España, al que no cualquiera accede, por la dificultad de conseguir una reservación en este afamado restaurante. Estela y su hija, quienes trabajan juntas en la cocina, no sólo probaron los platillos de este chef en El Bulli, sino que incluso pudieron llevar hasta clases con él.

Toda esa vorágine de sabores, olores y colores que experimentaron en tierras españolas la vinieron a explayar aquí en la cena de Andares.

La aventura en el paladar empezó con una botana de chicharrón de jamón serrano, una papa confitada rellena de aceituna negra y yogur, y una brocheta de tomate, sandía y pistaches. C'ate la boca, pura rimbombancia gastronómica.

Luego nos cayó un plato con una especie de espiral de aguacate en lajas que nos impactó por su grado de dificultad. Venía con un relleno de calabacita, rajas y elote, y acompañado de un mojo de cilantro y gelatina de chile con yogur natural, bien llamativa. Exuberante y estupendo.

Después de eso seguimos con unos tagliatellinis de consomé de ternera con queso, pesto de nuez y albahaca, para dar pie al plato fuerte, una gallinita de Guinea sobre hinojo con caviar de zarzamora y acompañada de foie gras (paté) en un celofán de agua de mar.

De postre nos trajeron un tubo de nube de chocolate y otro tubo con espuma de coco, acompañados con unas medias esferas rellenas de un coulis de frambuesas y adornado con hoja de cedrón.

Lo que de plano ya no te puedo describir es el sabor. ¡Qué bruta!, ¡qué delicias! Fue una cena de reyes, qué digo de reyes, ¡celestial! Todos regresamos los platos limpios.

Lástima que el servicio del Club Industrial se quedó a nivel de boda; de plano se vieron achicados ante lo elevado del evento y el menú que ofrecieron. Sinceramente, ocupaban otro nivel de meseros...

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