Rebanadas / De buen ambiente

AutorCony Delantal

ENTRE DIETAS Y YOGA

Cuando un lugar se pone de moda, se pone. Es el caso de Bar Tomate que abrió hace tres meses y medio en Polanco, en Emilio Castelar 229, justo arriba de la boutique de Louis Vuitton.

Una de mis cuñadas que anda muy metida en la socialité me lo recomendó. Lo malo es que le encanta presumir y siempre va por ahí diciendo que ella ya fue, que se las sabe de todas, todas. No se pierde ni la inauguración de una caseta telefónica.

Le hice caso y fui a comer con dos de mis mejores amigas. Nos fue muy bien aunque nos la hicieron muy cansada con la reservación. Primero nos dijeron que no había lugar, luego que mejor llegáramos y después que ellos nos llamaban para darnos una clave de reservación, como si fuera un concierto o algo así.

También los sentimos sangroncitos con el acceso, que es a través de un elevador al que uno no puede ni acercarse sin previa autorización. A una persona que se pasó como Juan por su casa le preguntaron que si ya lo esperaban, y al decir que sí, de cualquier manera le pidieron en tono medio brusco que esperara ahí hasta que ellos le dijeran.

El lugar tiene una decoración muy moderna. Es como un loft pero con mucha madera y algunas paredes en ladrillo pintado de blanco. Muy lindo.

La carta ofrece porciones pequeñas, y bendito Dios que es así porque mis amigas andan obsesionadas con el yoga y las dietas, y casi las tuve que obligar para que pidieran de comer. ¡Qué espanto!

De sus entradas pedimos un chicharrón de pulpo ($180) que nos gustó muchísimo. Sirven los trozos de pulpo fritos y rebozados, con una salsa de habanero y otra de aceituna negra para sopear. La de aceituna es una auténtica delicia. Además, un poco de pepino rallado con soya, para acompañar.

Ordenamos las patatas bravas servidas sobre un aceitito de chile guajillo que estaba bien picoso, pero rico. Además, los gajos de papa tenían alioli hasta arriba. Sin duda fueron una buena elección.

No nos resistimos a las snow crab ($190) que aunque en el menú decía que eran cuatro piezas, nos llevaron seis. Son pequeñas pero muy carnosas, además de ricas y frescas.

Mis amigas iban descartando lo que amenazaba tener la mínima cantidad de grasa. Les tuve que rogar para pedir el plato fuerte. Una de ellas pidió el ceviche de salmón con aguacate ($190) y le encantó. Eran finas rebanadas de salmón enrolladitas con mucho limón y una cama de guacamole que se encargó de limpiar del plato como si no hubiera un mañana.

La otra pidió el pollo con guindilla y...

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