Rebanadas / Antojo de tamal

AutorCony DeLantal

Ya empieza a flotar en el ambiente un irresistible olorcito a tamales. No tardan en llegar las posadas, pero, ya de por sí, con estos días fríos, lluviosos, grises y tristes a mí se me antojan mucho los tamales. Y con los soleados también. Nomás para que te quede claro que lo mío no es depre sino puro antojo.

Precisamente la semana pasada que visité Mesa Magenta en la Vista Hermosa y descubrí que tenía relación con el restaurantito mexicano Yokot'an de la calle Río de la Plata (en los albores del Centrito Valle) -nada menos que el paraíso del tamal prehispánico- supe que era una señal.

Hablando de señales, también es una clara señal la que nos manda este gobiernito que tenemos, que va a otro país a rescatar a un dictadorcillo populista con un despliegue que ni el Chapito mereció, y lo recibe como "ciudadano distinguido" con un "ya estás en tu casa"... Uy, qué miedo.

Pero, sorry, no nos metamos en política porque se nos atoran los tamales. Te decía que Yokot'an es un restaurantito de cocina prehispánica muy sabrosa, con un nutrido apartado de tamales en hoja de plátano, y yo tenía que ir a probarlos todos porque así me lo revelaba mi horóscopo.

Esa visión que tuve se la platiqué el lunes a mi comadre la golosa (¿mande?), tratando de convencerla de que me acompañara a la tamaliza que estaba por suceder.

La ingrata ni siquiera conocía los tamales de Yokot'an. Qué bruta comadre, consíguete una vida. Y apenas le estaba diciendo que tienen 11 variedades para escoger cuando me interrumpió con un alarido: ¡Vamos yaaaa, par favaaar!

La mañana siguiente amaneció fría y tamalera. Otra vez se alineaban los astros. Ya sentadas en el mobiliario autóctono de este diminuto pero acogedor restaurantito, blandiendo un jarrito de barro con un café de olla humeante y maravilloso, no tan dulce como el de Mesa Magenta (¿qué les cuesta copiárselo si son de los mismos?), le empecé a sugerir a mi comadre que pidiera el de chicharrón en salsa de chile de árbol o el de chipilín y pierna de puerco, que están mmm...

Pero mientras yo salivaba, y a ella su carita se le iluminaba, llegó irrumpiendo la mesera a ponernos traba. Momento, momento, no los tengo todos señora, dijo abruptamente rompiéndonos la plática y el corazón. ¿Te ha pasado eso? ¿Qué te trunquen un anhelo cuando ya lo estás saboreando?

Habla criatura, ¿de cuáles no tienes? "No tengo la mayoría", contestó dándonos otra estocada en el antojo. De las 11 opciones en el menú sólo 3 estaban disponibles: rajas con...

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