Reaparecen paramilitares

REFORMA / Staff

BOGOTÁ.- Las autoridades insisten en llamarlas bandas criminales emergentes (Bacrim), en su mayoría ligadas al narcotráfico y sin vocación contrainsurgente, la principal bandera de los grupos paramilitares.

Pero en Colombia aumentan las denuncias sobre bandas armadas que han retomado no sólo denominaciones, sino la mayoría de las prácticas paramilitares -excluyendo el combate frontal a la guerrilla-, como amenazas, extorsión, presión política y desplazamiento forzado, para controlar territorios, incluidos sembradíos de coca y rutas del narcotráfico, e imponer su ley.

Al estilo de las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, paramilitares), algunas de estas bandas se identifican como Autodefensas Unidas del Cesar, La Guajira y el Perijá o Autodefensa Central Independiente del Sur de Bolívar, en el norte del país, o Ejército Revolucionario Popular Antiterrorista de Colombia (ERPAC), en el suroriente.

Algunas grupos, entre los que figuran también las Águilas Negras o Los Urabeños, han hecho sentir su presencia mediante panfletos intimidatorios en departamentos como Nariño, Putumayo, Cauca, Antioquia, Córdoba, Bolívar, Cesar, Santander, distribución similar a una U invertida en el territorio nacional.

Amparadas en el pretexto del control y la limpieza social, como escuadrones ilegales de seguridad privada, estos grupos han dirigido panfletos a drogadictos, prostitutas, ladrones e incluso jóvenes ociosos, como también en su momento hacían los paramilitares.

Sin embargo, algunas autoridades policiales locales minimizan los llamados, que atribuyen a delincuentes comunes que buscan extorsionar.

Y aunque el Gobierno central ha aclarado que sólo un mínimo porcentaje de desmovilizados de las AUC, que no rebasaría 10 por ciento, ha reincidido, admiten que hay problemas con los ex mandos medios, que no dejaron las armas y retomaron antiguas prácticas paramilitares.

"No es que se vuelva a reproducir un escenario tan difícil como cuando existían las AUC, pero sí es un fenómeno preocupante", dijo a REFORMA el profesor-investigador Mauricio Romero, de la Corporación Nuevo Arcoiris.

Romero advierte que las cabezas de los nuevos grupos son ex mandos medios que tienen los contactos, la tecnología y el conocimiento sobre cómo organizar fuerzas armadas, cubrir un territorio o crear redes de extorsión.

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