Realidad sin maquillajes

AutorOmar Cabrera

Una gran coincidencia de talentos, una historia de amor y un documento para la posteridad. Eso representa La Memoria Infinita, el filme chileno que se ha convertido en todo un suceso, y que hoy inaugura el 18 Festival Internacional de Documentales de la Ciudad de México (DocsMx), con una función especial en el Claustro de Sor Juana.

Tercer filme de la directora Maite Alberdi (nominada al Óscar por El Agente Topo), el documental cuenta la historia de amor entre el periodista Augusto Góngora, en sus últimos años afectado por el Alzheimer, y su esposa, la actriz Paulina Urrutia.

Pero al mismo tiempo se convierte en un testimonio, entre poético y mágico, del rescate de la memoria tanto personal como colectiva.

"Todo se ha combinado para conmocionar, la gente ha visto la película de una manera transversal, encontrándole múltiples mensajes y niveles. Acuden a verla en familias, los niños se conmueven, ha sido un fenómeno.

"Considero que es la gran obra del documental chileno", expresa Urrutia en entrevista en su visita a la CDMX.

El largometraje ya superó los 300 mil espectadores en salas de Chile, batiendo dos récords, el de mejor marca histórica para un documental nacional y también como la película chilena que ha convocado más público en los últimos cinco años.

Además, resonó también en festivales como Sundance (ganó el Premio del Jurado Documental), San Sebastián y Guadalajara. En México, llegará el 26 de octubre a salas de Cinemex y a la Cineteca Nacional.

¿Pero cómo fue que logró todo eso?

Para Urrutia, quien fuera ministra de cultura en el primer periodo de la presidenta Michelle Bachelet, tiene que ver con mostrar una realidad sencilla, sin maquillajes, tanto de una enfermedad como de una pareja.

"Creo que ha conectado con todo tipo de audiencia porque es una historia de amor, de dos personas adultas que se aman todos los días y que tienen una circunstancia particular".

La actriz de 54 años cuenta cómo su pareja fue consciente de convertirse en la imagen del Alzheimer.

"Él hizo pública su enfermedad y se convirtió en la cara visible de ella. Pero es incluso increíble cómo le dio este padecimiento y no otro. En los momentos más difíciles del país, durante la dictadura, convencía a la gente de hablar, todo mundo le abrió las puertas de su casa, así que él no iba a tener problema alguno en hablar en una película de sus complejidades sobre la memoria. No podía haber enfermado de otra cosa", comparte Urrutia.

Augusto, quien falleció en mayo...

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