La pérdida de un hijo las lleva a clamar justicia

(MATERIAL EXCLUSIVO PARA MEDIOS IMPRESOS. QUEDA PROHIBIDA SU PUBLICACIÓN EN INTERNET)Xóchitl Álvarez, corresponsalVILLAGRÁN, Gto., agosto 11 (EL UNIVERSAL).- Marilú acaricia una pequeña camiseta amarilla, la dobla con movimientos suaves y suelta el llanto: “¡Es la ropita de mi niña!, ¡cómo es posible que la haya tenido nueve meses conmigo y en un abrir y cerrar de ojos ya no está!”, se lamenta.

En esta ciudad, situada a 30 kilómetros al oeste de Celaya, Guanajuato, Marilú Zamora Ortega, de 22 de años, encabeza un grupo de siete madres que entre marzo y julio (hay un caso ocurrido en noviembre pasado) perdieron a sus hijos por presunta negligencia médica en el Hospital Comunitario de Villagrán, a dos con bebés que sufrieron daños en el parto y a una mujer con sus órganos sexuales destrozados.

“No es la culpa de nosotras, porque nosotras a lo único que vamos ahí (al hospital) es a pedir ayuda y porque no tenemos los recursos para irnos a otro lugar”, dice la joven, madre de Carlos Mauricio, de seis años de edad y esposa de un campesino de la misma edad que ella.

Marilú, ex seleccionadora de maíz en una fábrica local y con estudios de secundaria, confiesa que en momentos siente que el mundo se le viene encima, “que me derrumba”, pero “el coraje de justicia”, dice, la levanta.

Su voz se quiebra: “Perdí a mi hija, eso se pudo evitar. Se pasó de la fecha prevista para el parto y por eso la bebé comió popó y aspiró líquido amniótico”, se duele, en una silla de plástico en la sala y a la vez recámara de su casa.

De su bebé sólo le quedan una fotografía que ilumina con una veladora entre imágenes de la Virgen de Guadalupe, el nombre con el que pidió registraran a su hija, la ropita, una bañera, el portabebé y un bambineto, que el 3 de marzo dejó listo para sacar a su hija del hospital. La niña salió en un ataúd dos horas después de su nacimiento.

Con ese coraje de justicia se quejó en el Hospital Comunitario, en la Secretaría de Salud, sin respuesta; ante Derechos Humanos, el Ministerio Público, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico y fue a protestar en las calles. A la lucha se unieron otras mujeres por padecer la misma pena.

No es coraje de odio, ni de estar enojada, es un coraje de hacer justicia y de salir adelante, primeramente Dios, al menos en un futuro decirgracias a lo que hicimos, a pesar de lo que haya pasado, se han estado rescatando más vidas o han estado más conscientes a la hora de tratarnos o igual decir:ya no nos maltratan como...

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