Razones y Proporciones/ Las cifras y las causas de la pobreza

AutorManuel Sánchez

Las recientes estimaciones gubernamentales sobre el número de pobres en México han generado un sinnúmero de críticas por parte de los comentaristas.

El debate parece ignorar que en materia de pobreza lo más importante es la identificación correcta de las causas.

Con el único objetivo de unificar criterios en sus programas, las autoridades adoptaron las recomendaciones de un comité de expertos proponiendo tres categorías de pobreza, según la capacidad del ingreso promedio de las personas para cubrir necesidades sucesivamente más amplias, que incluyen desde la alimentación hasta el transporte público. Con base en las "líneas de pobreza" para cada categoría y la información del 2000, la proporción de pobres se calculó en 24.2, 31.9 y 53.7 por ciento, respectivamente.

Al ser el más alto, el último dato concentró la atención de muchos analistas, generando reacciones de escepticismo y sorpresa. Algunos aseguraron que las cifras oficiales subestimaban dolosamente la realidad de la pobreza; otros concluyeron sobre el supuesto éxito o fracaso del gasto social para ciertos periodos; otros más optaron por la condena de los ricos, calificando su abundancia como "obscena" y "moralmente inaceptable".

Es necesario tener cautela sobre los comentarios anteriores. La principal y más obvia razón es que se basan en cálculos cuyas ventajas puede siempre debatirse. Lo anterior no es privativo de las cifras del Gobierno sino de cualquier medición de la pobreza, que irremediablemente supone juicios de valor. El concepto depende de las "necesidades básicas", las cuales pueden limitarse a satisfactores materiales, o incluir aspectos más amplios como la esperanza de vida, la seguridad física, la participación política y el goce del tiempo libre. Estos elementos, además de poder moverse en direcciones opuestas, difícilmente se resumen en un solo indicador.

En la práctica, la elección de las variables suele obedecer a la disponibilidad de datos periódicos comparables internacionalmente. Por ello, es común utilizar mediciones basadas en el ingreso o el gasto de los hogares, a partir de encuestas realizadas de forma semejante en muchos países con gran riqueza de información. Aun así, se requiere definir el umbral debajo del cual la gente se considera pobre, por lo que la subjetividad continúa. Una vez más, las opciones abundan; por ejemplo, puede escogerse un ingreso absoluto o uno relativo al ingreso promedio del país, y puede ser fijo o variar con el desarrollo...

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