Rasputín, el amante que no fue

AutorRodrigo Fernández

MOSCÚ.- Grigori Rasputín, el pope supermacho que organizaba orgías en la corte del zar Nicolás II y tenía una gran influencia sobre la pareja imperial gracias a su capacidad para detener las hemorragias del hemofílico zarévich, era, en realidad, semiimpotente e incluso tenía inclinaciones homosexuales.

Esto es, al menos, lo que se afirma en el libro Grigori Rasputín: Escondido y Patente, escrito por el psicólogo Alexandr Kotsiubinski y su hijo Danil, historiador.

Los autores han estudiado prácticamente todas las publicaciones sobre el favorito del último zar y, además, han utilizado el diario inédito de Rasputín, que reproducen en su mayor parte.

"Las fantásticas facultades sexuales del pope semianalfabeto de mirada demente y potente fuerza masculina" es el mito más extendido sobre Rasputín a partir de comienzos del siglo 20. "Sus ilimitados excesos sexuales, su sadismo y ruda sensualidad, su pasión de fiera" eran temas comunes del periodismo de aquella época, lo que le hizo acreedor "de los entonces vergonzosos epítetos de erotómano y psicópata sexual", escriben los Kotsiubinski.

Pero la hipersexualidad de Rasputín no es más que un mito. Para los autores esto no es extraño, dado que las personas histéricas -y el monje tenía un típico carácter histeroide- se distinguen por sus relativamente bajas capacidades sexuales.

El análisis de los testimonios de sus presuntas amantes y de sus allegados muestra, dicen, que el auténtico Rasputín sufría de una potencia claramente disminuida y su conducta estaba dirigida a camuflar al máximo ese defecto, insoportable para un histérico que ansía despertar un inmediato y total amor en todos.

Rasputín optó por hacer...

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