Raso y Colocado/ Triunfo que rejuvenece

AutorEduardo 'Yayo' de la Torre

La Selección Mexicana cumplió de forma cabal con la promesa hecha por su entrenador; ganar como sea.

Y como en México un triunfo tiene poderes sobrenaturales, resulta que la actitud fatalista se acabó junto con la racha de derrotas.

La victoria resultaba indispensable, no había cabida para otro resultado, fue por esa circunstancia que Javier Aguirre lanzó el grito de guerra durante la semana previa, logrando encontrar eco en toda su tropa para de esta forma ganar un partido que se caracterizó por la lucha cuerpo a cuerpo, sin contemplaciones, sin miramientos, con toda la decisión y con escasa brillantez.

Suficiente para marcar diferencia, mínima, pero redituable, enviando con esto un segundo mensaje para todo el entorno: a pesar de manejar todo el partido ya no alcanza para superar con claridad al adversario, nos tenemos que conformar con la mínima de las ventajas, sufrir hasta el final, haciendo aparecer lo normal como una proeza.

Entrar en análisis tácticos es inocuo puesto que las cartas estaban sobre la mesa y éstas apostaban en dirección a lo anímico, rubro en el cual se presentó otro rostro, con facciones bien definidas, duras, feroces y sin posturas contemplativas, otorgando la razón a quien confió en ellos, por eso puede asegurarse que Melvin Brown, Manuel Vidrio, Tomás Campos, Joahan Rodríguez y "Conejo" Pérez, cumplieron con creces en su primer encuentro oficial dentro de una eliminatoria mundialista, enterrando la idea de que la experiencia es indispensable para salir avante de estos compromisos.

Los únicos vestigios de la era Meza fueron Suárez, Borgetti y Palencia, su aporte fue fundamental para sostener la enjundia de los debutantes, aunado al exitoso...

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