Rarámuris, aliados del viento, logran un nuevo sueño

Ìñigo Arredondo, enviado

TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., agosto 8 (EL UNIVERSAL).- Juana, Lorena y Mario se apellidan Ramírez. Son hermanos rarámuris. Los tres corren. Las mujeres han ganado y el hombre sigue luchando para quedar en los primeros lugares de las competencias de atletismo mayores a los 42 kilómetros en montaña. El éxito les ha llevado a conocer regiones de la República, algunas de España y en octubre estarán en Japón.

Este lunes conocieron al presidente Enrique Peña Nieto. Antes sólo sabían cuál es su apellido y que tiene poder. Mario dice a EL UNIVERSAL, antes de verlo: "Le iba a decir que nos dieran beca, casa y que nos ayudará allá [en la Sierra Tarahumara]".

En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, las jóvenes Ramírez, de 16 y 22 años, recibieron un reconocimiento del mandatario por ser rarámuris destacadas y su hermano Mario fue su traductor.

El gimnasio contra la sierra. Cuando corren piensan que ganarán y recibirán premios. En un hotel de lujo ubicado en Tuxtla Gutiérrez no dejan de pensar en las siguientes carreras: Guadalajara, Guanajuato, Puebla y Japón.

Cuando entrenan lo hacen en las montañas. Lo hacían, sin saberlo, desde los cinco años cuando su padre, Santiago Ramírez, los mandaba a cuidar las 30 cabras en las brechas de su rancho.

A más de dos mil kilómetros de distancia lo hacen en las caminadoras del gimnasio del hotel donde se hospedan. A paso lento. Nunca se han subido a una.

Mario espera que la banda tenga velocidad y se avienta con el pie derecho primero y luego con el izquierdo, "¿no podrá ir más rápido?", pregunta. Lorena, de 22 años, ganadora de los 100 km en el maratón de Guachochi, es la segunda.

Copia los movimientos de su hermano; sin embargo, ella no se suelta. Juana, segundo lugar del ultra maratón, de 16 años, contempla entre risas cómo sus hermanos batallan con la tecnología para el atleta de ciudad.

Lorena viste el mismo vestido azul con línea rojas y las mismas sandalias que usó cuando ganó en Guachochi hace unas semanas. Juana lleva un vestido rojo que ella misma cosió en el último mes.

Él sí, ellas no. Mario, a diferencia de ellas, se quita los jeans y tenis y se pone una indumentaria tradicional rarámuri que compró antes de salir de Chihuahua porque los organizadores del evento le pidieron ir "bien tarahumara". Pagó 500 pesos por un taparrabo, faja y una camisa suelta.

A diferencia de ellas es casado, con dos hijos, ellas ninguno. Fue a la escuela, ellas no. Terminó la secundaria, sólo...

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