Rafael Segovia / Triunfos diplomáticos

AutorRafael Segovia

El presidente Fox declaró públicamente su voluntad de no volver a leer la prensa. Aclaremos que a leerla porque lo que es utilizarla, lo ha hecho como ninguno de sus antecesores en el cargo. El y el gobernador Montiel no dejan pasar un día sin una declaración con foto al canto. Es lástima que el Presidente repudie a los periódicos, pues pese al autocontrol, la información que ofrecen es insuperable, es decir, muy superior a la que ofrecen el radio y la televisión. Pongamos por ejemplo el caso de Bolivia.

Debido a los inevitables paralelismos que existen entre el gas boliviano y nuestra electricidad, debido también a la intervención de México -aunque no desempeña sino un papel secundario- el ejemplo es más que inquietante. Ya se había dado la situación en Perú, pero no tuvo la gravedad de la presente en Bolivia, pues allá se hace presente no sólo la indignación producida por la enajenación del recurso natural más importante de aquel país, sino que revela una vez más la brutal ruptura racial y el racismo consecuente e inevitable de aquel gobierno y una política vergonzosa de la cual alguien en México -no sabemos quién- actúa de mandadero. Como es costumbre todo eso encierra misterios de los que se prefiere no hablar.

Repsol-Yacimientos Petrolíferos Fiscales son, al parecer, dos compañías españolas o al menos las que ponen la cara. Pero no siempre. Por ejemplo, en este momento, una compañía llamada Gas natural pretende vender puerta a puerta en esta ciudad instalaciones subterráneas de gas a domicilio, anunciando sin anunciarlo, ser una empresa de Pemex. Esta empresa, todavía mexicana, no ha dicho ni una palabra sobre su propiedad o participación. Pero ya se sabe por la prensa internacional que con el gas boliviano se hará electricidad en México que se exportará a los Estados Unidos, a California, para sacar a Schwarzenegger de problemas. Bolivia, se anuncia, obtendrá 300 millones de dólares al año, con lo cual podrá recuperar su economía. La indignación de los grupos indígenas -la mayoría del país- es más que comprensible, como lo es que exijan cuentas de cómo se van a gastar esos 300 millones. Es, en abiertamente pobre, exactamente la situación mexicana: no se ha explicado todavía cómo se va a disponer el producto de la venta de la electricidad: sólo la presencia de Rodríguez Alcaine nos tranquiliza, y garantiza la pureza y honestidad de la operación.

La distancia entre Bolivia y México no es sólo geográfica, es histórica. El liberalismo -el...

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