Rafael Aviña / Acción trepidante

AutorRafael Aviña

La saga australiana de Mad Max (1979), a cargo de George Miller, significó el salto al estrellato del joven Mel Gibson y dio pie a un par de secuelas que planteaban una imaginativa y violenta reelaboración del cine de acción futurista y el western con tintes milenaristas y ecologistas.

Mad Max II (1981) no sólo superó a su antecesora, sino que cortaba la respiración con su espectáculo vertiginoso y violento: velocidad pura sin efectos digitales y con las mejores escenas automovilísticas de todos los tiempos.

De manera insólita, George Miller recupera 36 años después a su héroe de acción Max Rockatansky en la figura de Tom Hardy en Mad Max: Furia en el Camino (Australia, Estados Unidos, 2015).

Una suerte de reboot con múltiples efectos por computadora, pero con la misma endemoniada aceleración y locura, y un espíritu muy cercano a la vigorosa Serie B de los años 70 (Carpenter, Craven, Corman), pese a su trama mínima.

La civilización ha llegado a la crisis total. El agua y el combustible escasean. Un regreso al tribalismo más absoluto ensombrecido por el infernal Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne) y sus chicos de la guerra.

Una mezcla de Charles Manson con los Señores de las Moscas y su religión enloquecida por la velocidad donde el valhalla se localiza tras un volante de auto y rociándose pintura en los labios...

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