Rafael Alarcón / A defenderse

AutorRafael Alarcón

"Cuando muera pido me entierren en un campo de golf para que mi esposo sí me visite".

Autora desconocida

En mis años de competencias tuve el privilegio de calificar para jugar el Abierto de los Estados Unidos en cuatro ocasiones y puedo decir que lo primero que aprendí es que es el torneo más difícil de jugar y, por supuesto, de ganar. La United States Golf Association (USGA) tiene como filosofía principal defender el "valor del par de campo", para lograrlo selecciona campos que puedan poner a los jugadores ante condiciones muy difíciles y ante lugares donde elementos como el viento, lluvia o frío participen. En pocas palabras, la USGA prepara escenarios para empujar a los jugadores al máximo de su habilidad y paciencia, poco les importa que algunos jugadores se quejen de ello.

El campo de Shinnecock Hills, sede del US Open esta semana, es una obra de arte en la arquitectura de campos golf a sus 7 mil 445 yardas en par 70. Las dunas, desniveles de terreno, y su orientación juegan en exacta armonía. También podría decirse que es uno de los campos más difíciles que jamás se haya diseñado, peor será porque la USGA deja crecer el pasto rough primario a cuatro pulgadas y las festucas hasta las rodillas, los greens y sus alrededores tienen ondulaciones severas y esta semana se estarán jugando a una velocidad de 13 (en medición Stimpmeter).

Jugué en 1984 en Winged Foot Country Club; en el 85 Okland Hills Country Club, y las dos ultimas veces (86 y 94) en Shinnecock Hills Golf Club, campo alojado en un pueblo llamado Southampton (en la parte Este de Long Island). Sé bien lo que les espera a los jugadores, ningún campo...

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