Se radicaliza crueldad contra víctimas de feminicidio

Melissa Amezcua

NAUCALPAN, Méx., abril 19 (EL UNIVERSAL).- Nallely y Jaqueline, dos mujeres del Estado de México, fueron asesinadas y descuartizadas por sus parejas, hombres comunes de clase trabajadora, con quienes convivían a diario en un contexto de impunidad ante todo tipo de violencias que inundan la frontera de Naucalpan con la capital.

En el Estado de México no hay un registro público y oficial sobre los feminicidios que incluyeron mutilación o desollamiento del cuerpo. Tras una búsqueda hemerográfica, se encontró que en la última década han ocurrido, al menos, 30 casos públicos. Mientras que en el mismo periodo, la fiscalía capitalina también contabilizó 14 casos.

Para Liliana López, doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y quien fue parte de la defensa legal de los padres de Lesvy Berlín Osorio, la estudiante asesinada en Ciudad Universitaria en 2017, se trata de una radicalización de la violencia contra hombres y mujeres, pero particularmente contra las últimas, debido a la impunidad legal y a la normalización de la violencia en la que la sociedad ha estado inmersa en los últimos 15 años.

"Hemos atestiguado un recrudecimiento de las formas de violencia contra cuerpos y contra los femeninos en particular. Este componente lo encuentro asociado a la guerra no convencional a la que ha estado sumergido el país después de la mal llamada 'guerra o lucha contra el narcotráfico'", dijo.

Para ella, mujeres como Nallely y Jaqueline son víctimas de la "pedagogía de la crueldad", concepto acuñado por la antropóloga argentina Rita Segato para hablar de actos que habitúan a las personas a los asesinatos y a la violencia extrema derivada de la masculinidad.

--Nallely, 36 años

A sus suegros e hijastra, Hugo les dijo que no sabía dónde estaba Nallely Solano, su esposa de 36 años. Pero cuando él mismo levantó la denuncia por desaparición, ya la había asesinado y descuartizado.

Alison R. Solano, estudiante de 18 años e hija mayor de Nallely, se enteró que el pasado 18 de febrero, a unos metros de su casa, habían encontrado las piernas de una mujer en una alcantarilla, pero no se alarmó, pues su mamá le seguía contestando mensajes por WhatsApp. Ahora sabe que su padrastro tomó el celular de Nallely y se hizo pasar por ella.

Alison vivió con su mamá y Hugo, de 33 años, desde que se casaron hace dos años. Rentaban una casa muy cerca de donde viven sus abuelos en Naucalpan.

El 8 de febrero, la madre de Hugo falleció de Covid-19 y, junto a...

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