Réplica / Responde Craig Pyes

En respuesta a una columna reciente de Denise Dresser, Jesús Anaya, Director de Comunicación Social del Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, escribió una respuesta enojada en defensa del ex-gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones.

Desafortunadamente, su defensa también criticó de manera equivocada e irresponsable la nota ganadora del Premio Pulitzer que escribí con Sam Dillon para The New York Times. Reportamos en 1997 que mientras que agencias del gobierno estadounidense recibieron inteligencia sustancial vinculando a Beltrones y al entonces gobernador Jorge Carrillo Olea con las redes del narcotráfico de Amado Carrillo Fuentes, la política anti-drogas estadounidense se centraba sólo en los narcotraficantes -no en las redes de protección política que los sostenían.

La carta de Anaya se basa en una "investigación" llevada a cabo por la Procuraduría General de la República, absolviendo a los gobernadores y encontrando que Sam y yo los habíamos "difamado". Pero eso es engañoso en el mejor de los casos. La PGR no hizo pública su investigación, y la llevó a cabo aunque el Ministerio Público no tenía autoridad legal para actuar en nuestra contra.

Y si la absolución era la meta, cualquiera de los dos gobernadores podía haber iniciado un juicio civil en contra del periódico para tratar de limpiar sus nombres y obtener reparación, pero ninguno lo hizo.

El único objetivo de ese teatro judicial fue el de amenazarnos con la cárcel bajo un estatuto -ya desacreditado- de difamación criminal que no consideraba la verdad como una defensa, para que nos...

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