Se quita la 'máscara'

AutorLourdes Zambrano

La máscara del luchador "Amorales" era parte de una línea de investigación que no era evidente para los demás.

Más allá de los discursos performáticos de aquella pieza, Carlos Amorales estaba en la búsqueda de su identidad, la que se cuestionó al llegar a los 20 años a Holanda para estudiar. Además, su padre también era artista y ambos compartían el nombre, Carlos Aguirre. Crear al "Amorales" era, a la vez, construir su persona pública.

Esa máscara la traspasó luego a siluetas negras, en la primera década del siglo actual, y continuó con sus obras a partir de códigos de encriptación del lenguaje, o "enmascarar" las palabras, como él mismo explica.

Amorales hoy está listo para dejar atrás la cubierta.

"Cuando terminé Venecia, se me antojó mucho la posibilidad de ser más directo, de hacer cosas legibles.

"Si ya llegué a tal nivel de sofisticación en la creación de esa máscara, ¿qué pasa si te la quitas?, si ya eres capaz de decir las cosas como las piensas, como las ves; evidentes, abiertas...", se cuestiona en voz alta.

La reflexión, a unos días del desmontaje de La vida en los pliegues, obra con la que representó a México en la pasada Bienal de Venecia, viene ante el momento crucial de recapitular, si no de forma cronológica sí conceptualmente, su trayectoria.

Lo hará en febrero en el MUAC a través de la muestra Axiomas para la acción, una revisión de carrera, aunque con pocas piezas, unas 15; una, de reciente creación, conformada por 72 pinturas y dibujos, Aprende a joderte.

Incluye obra de mediados de los 90, en pleno auge de su personaje; más que estar interesado en la lucha libre, cuenta, le interesaba el anonimato que alcanzaba la vida de los luchadores.

Durante su estancia en Holanda, recuerda Amorales, aparecieron el internet y el correo electrónico.

En las aulas, maestros como Dan Graham reflexionaban sobre lo que vendría a partir del boom cibernético en cuestión de comunicación y lenguaje, lo cual liga con otra pieza, Black Cloud, instalación de 30 mil mariposas de papel que exhibiría en Yvon Lambert, Nueva York, en 2007 y que también se expondrá en el MUAC.

Cuenta que, tras mostrarla en la galería neoyorquina, una curadora le llamó para preguntarle si Dior le había comisionado una pieza que replicaba su propuesta en una de sus tiendas en la Gran Manzana. Sorprendido, le comunicó que no. Luego, un par de diseñadores presentaron prendas con el mismo patrón de mariposas.

La imagen que le llegó al visitar a su abuela, a punto de...

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