Quijote, cuatro siglos aquí

AutorRoberto Antillón

"Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis et ossa fuit ('Era sólo piel y huesos', según un dicho del poeta macarrónico Teófilo Folengo), le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría; porque -según se decía él a sí mismo- no era...

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