'Quiero vivir alegre'

AutorGeorgina Montalvo y con información de Tania Hernández

Guadalupe Antonio Soto se hizo un propósito para los 365 días de este 2011: vivir cada uno de ellos como si fuera el último. La primera semana de este año nuevo así lo ha hecho, pues no sabe cuánto tiempo le permitirá vivir el riñón que su esposa, Patricia Fuentes, le donó en noviembre pasado.

"Muchas veces nos contenemos de expresarnos y nos vamos sin decir lo que sentimos y pensamos, por eso quiero vivir lo más alegre posible", expresa Guadalupe, quien tiene claro que el tiempo que le queda de vida es impredecible, podría ser un año o más de 15.

También está consciente de que seguir al pie de la letra las indicaciones médicas para mantener en buen estado su nuevo órgano y, al mismo tiempo, controlar su diabetes, enfermedad que padece desde 2006 y que afectó uno de sus riñones, le permitirá prolongar su bienestar.

Paciencia y fortaleza fue lo que más tuvo Patricia el pasado 2010 porque, desde que la sometieron a estudios para saber si su riñón era compatible con el organismo de su esposo hasta el día en que se hizo el trasplante en el Centro Médico del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (Issemym), en Toluca, hubo 11 meses de por medio.

Las más de seis horas que este matrimonio de 30 años pasó en el quirófano fueron la culminación de una parte difícil: buscar al donador.

"Teníamos dos opciones más de donadores en la familia, una hermana y un sobrino de él, pero decidí que se hiciera conmigo porque al final de cuentas estamos juntos", asegura Patricia, quien tuvo que bajar 13 kilos para estar en buenas condiciones para donar.

Los tres hijos de la pareja, de 29, 26 y 24 años, apoyaron la postura de su madre, aunque al principio su padre se mostró renuente.

"Aceptar esto es un compromiso mayor porque, de alguna manera, la estoy afectando a ella y no cualquier persona viva se anima a donar", asegura el hombre de 54 años.

El procedimiento se hizo a principios de noviembre, y, a casi dos meses, parece que el riñón de Patricia "se siente bien" en el organismo de Guadalupe.

Lo que viene

Ahora que se siente mejor, Patricia se ha reintegrado a algunas de sus actividades del trabajo en casa.

"Tardé una semana en sentirme más normal. Ahora ya bajo a la sala, he ido dos veces al súper, aunque todavía me ayudan en la cocina", cuenta.

A su esposo ya se le hace agua la boca por probar "unos romeritos o una tortita de queso" preparados por su esposa, a quien le gustaría inscribirse a un curso de cocina.

Ahora que esta pareja de...

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