Queman su pasado al salir de prisión

AutorLuis Cruz

Tras el sonido de un cerrojo que se corre, se abre la puerta del Reclusorio Oriente y aparece Samuel, después de 4 meses de estar en prisión, acusado falsamente por el delito de robo.

Aunque es de madrugada, de inmediato se escuchan aplausos y llanto de unos 20 familiares que lo esperaban desde la media noche del 4 de agosto, pero una vez que lo tienen enfrente no pierden el tiempo, todos se toman de la mano, hacen un círculo y rezan una Padre Nuestro para dar gracias a Dios que le devolvió la libertad.

"Rápido, apúrate, vente para acá, quítate la ropa y tírala al suelo", le dice su hermana.

Todos caminan con prisa hacia la explanada exterior del penal, donde algunos se quitan sus chamarras para cubrir a Samuel, quien se desnuda y se pone ropa limpia, con olor a jabón, dice a su madre.

Las prendas color beige, que fueron su uniforme en prisión, caen al suelo y todos se hacen a un lado, forman un círculo y una mano sale de entre el grupo para rociar gasolina, mientras otro le da un cerillo.

"Préndela, aviéntaselo para que se quede todo aquí, vamos a empezar una nueva vida", le dicen un familiar.

Entonces el cerillo vuela, enciende la ropa y todos abrazan a Samuel, a quien le desean que empiece una nueva vida.

"Vámonos, ya no voltees, apúrate para que no te vayas a traer nada", le dice el mismo familiar mientras caminan a paso acelerado y lo suben a un vehículo para después retirarse del reclusorio a su hogar.

Quemar la ropa que vistieron durante sus estancia tras las rejas es uno de los ritos que realizan los reos al recobrar su libertad.

El objetivo es no llevarse a...

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