Un quejido para cada día

AutorYazmín Gallegos

No hay nada que desilusione más a la señora Martínez que un: "Está usted muy bien, más sana que nunca".

Pero ella no se queda conforme y visitará, si es necesario, a todos los médicos de la ciudad hasta que uno por .n le dé "un buen dictamen": un rápido internamiento acompañado de todo tipo de comentarios sobre su gravedad.

Y sí... va a haber alguno que sutil o directamente le diga que está enferma, pero de un mal que ella siempre negará tener: la hipocondría.

Paradójicamente, a un hipocondriaco la vida le pinta más sana que a muchos otros, pues con sus constantes visitas a consultorios médicos ha desarrollado una acérrima "cultura preventiva", cimentada en una larga lista de exámenes y análisis, y al conocimiento profundo de todo tipo de medicamentos.

Aunque no estén enfermos, su realidad les marcará siempre lo contrario, dice el médico internista Amador Macías.

Hay diferentes intensidades, pero en todos los casos, el individuo se crea el dolor, lo siente y lo vive.

"El mayor sufrimiento que ellos pueden tener es psicológico debido al estrés generado por la sensación de que van a sentir dolor".

Sin embargo, físicamente gozan de buena salud, incluso mejor que muchos que se consideran saludables.

La hipocondría es considerada como una enfermedad psiquiátrica, y su característica principal es el miedo a padecer una enfermedad, explica.

Está dentro de las crisis de angustia, y tiene que ver con un nivel alterado de neurotransmisores a nivel del cerebro, describe.

"Primero el paciente empieza con crisis de angustia súbita e inesperada acompañada de opresión en el pecho, miedo a morir, palpitaciones, sudoración, miedo a perder el control o a volverse loco".

No es chantaje

Si está pensando en alguna mamá o tía quejumbrosa a quien todo le duele y dice siempre no ser comprendida ni querida, no se preocupe, en estos casos no hay tal padecimiento.

Los hipocondriacos no manipulan como quienes atraviesan por una etapa difícil en sus vidas, como la muerte de un ser querido, un divorcio o algún otro problema, aclara la psiquiatra Rosalinda Sepúlveda García.

Los manipuladores que sufren una crisis de histeria suelen fingir que se desmayan, se quedan mudos o sin ver después de un conflicto, esto es más frecuente en mujeres que lo hacen para manipular y llamar la atención, describe la psiquiatra.

En la hipocondría no es así, el paciente está realmente convencido de que está enfermo, lo hace por miedo al dolor, no por manejar a los que lo rodean, aclara.

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